El tamaño sí importa
El poder de la pluma
El año pasado, inicié conversaciones con una pequeña empresa de California, USA, que se dedica a ofrecer soluciones de almacenamiento y gestión inteligente de la energía, con la intención de alcanzar un acuerdo de representación. La empatía entre nosotros y descubrir que compartíamos una similar visión de futuro, además de coincidir en la apreciación holística del sector energético en su conjunto, contribuyó a que surgiera un genuino interés de llegar a acuerdos importantes. En nuestra siguiente llamada un mes más adelante, recibí la noticia de que esta compañía había sido adquirida por una gigantesca corporación global.
La economía de escala es un término ampliamente conocido, que se refiere a la relación inversamente proporcional que existe entre el tamaño de la planta productiva y el precio unitario del producto o servicio que se obtiene.
Hoy existe una gran cantidad de nuevos negocios de base tecnológica, altamente desarrollada, que están socavando las ventajas tradicionales de las economías de escala.
El paradigma ha cambiado, ahora será mayor el valor de las economías de la reducción de la escala, motivado por el florecimiento de una nueva serie de tecnologías, como los dispositivos portátiles e inteligentes, las redes sociales, la computación en la nube, a las que ahora se está añadiendo la inteligencia artificial (IA).
Con la IA es posible suplantar la ventaja competitiva que supone la producción en masa, ya que ésta puede aprender todo acerca de los individuos y automática e instantáneamente diseñar y entregar un producto exactamente ajustado a sus necesidades.
Eso es lo que sucede con la empresa a la que me referí, la inteligencia artificial permite que pueda gestionarse de manera impecable la generación, utilización y mantenimiento de los recursos energéticos del cliente, con una solución perfectamente moldeada a la medida de sus necesidades en cada instante, con una resiliencia jamás antes alcanzada.
La corporación que la adquirió supo darse cuenta de ese valor, comprendió que el paradigma de la economía de escala ya está perdiendo vigencia y optó por adquirir lo que no pudo crear desde adentro.
Estoy seguro que continuaremos atestiguando esta tendencia, en la cual el tamaño importa y mucho, pero a la inversa. Mercados como el energético serán cada vez más gestionados a una escala mucho más pequeña, descentralizada, distribuida, atendiendo necesidades puntuales y singulares. El desarrollo acelerado y la convergencia de varias tecnologías permitirán que con empresas menos pesadas y burocráticas, más ágiles y delgadas, se pueda acceder a flujos de ingresos masivos en tanto los mercados responden a estas transformaciones que ya están en marcha.
A lo largo de esta columna utilicé, entre muchas otras, tres palabras: resiliencia, empatía y holística. Estoy seguro que todos quienes me han hecho el favor de leerla las entendieron perfectamente, gracias a que son personas muy inteligentes. Si alguien no las entiende, ni habiendo asistido a una reunión del G20, tiene un gran problema, uno muy grave.