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Toda la filosofía de Heráclito de Éfeso está basada en la tesis del flujo universal de los seres, el Panta Rei, un concepto que esquematiza su supuesta opinión de que todo está en continuo cambio.

El cambio es atractivo para los seres humanos, y probablemente se deriva de la insatisfacción permanente con el estado actual de las cosas, que nunca alcanza a darnos la satisfacción plena, y por consiguiente nos estimula a perseguir el cambio.

Las herramientas disponibles, las modas y otros factores determinan de alguna manera la forma y el propósito con que llevamos a cabo los cambios. Es por eso que hoy, en una era de asombrosos avances tecnológicos, cuando tenemos más a la mano la inteligencia artificial, los robots, el internet de las cosas, el análisis y la ciencia de datos, y otras tecnologías, a muchos les parece atractivo hablar de llevar a cabo en la empresa una transformación digital.

Pero estos planes corren el grave riesgo de poner el foco de la atención, y de los esfuerzos, en el concepto equivocado. Es tan “sexy” la tecnología, que tiene el poder de desviar el enfoque hacia lo digital, cuando lo verdaderamente importante era la transformación.

Muchos son los negocios que están pasando apuros para sobrevivir en las circunstancias actuales, algunos apenas aciertan a reaccionar, y en el centro de las respuestas que se ofrecen ante los desafíos están siempre algunos elementos tecnológicos, reuniones virtuales, plataformas de pedido y envío de alimentos, trabajo remoto y muchos otros ejemplos.

Pero estacionarse en un enfoque sobre lo digital está enviando el mensaje equivocado. Para salvar los obstáculos que imponen la pandemia y las restricciones a la actividad no necesitas una estrategia digital, sino más bien necesitas una diferente y mejor estrategia, que sólo se vuelve posible si es auxiliada por las herramientas digitales. Lo que necesitamos los empresarios de hoy es transformar nuestros negocios, mediante un uso inteligente y apropiado de la tecnología.

Si nos animamos a digitalizar sólo porque es algo “cool”, pero seguimos haciendo las cosas de la misma manera como siempre las hemos hecho, aportamos muy poco o nulo valor a nuestros clientes, accionistas, colaboradores y a todas las partes interesadas en nuestros productos y servicios.

Es necesario desafiar el modelo actual de negocio, definir una nueva visión del crecimiento que deseamos y necesitamos, para encontrar el modo de prosperar dentro del nuevo entorno que nos está tocando vivir. Y los pilares sobre los que debe sostenerse esta transformación deben ser una visionaria estrategia de largo plazo, e invertir en investigación y desarrollo.

Para un líder actual resulta obligatorio saber leer y entender los acontecimientos históricos que están ocurriendo, para así poder vislumbrar la posición que se desea alcanzar en el futuro, comunicarla con eficacia a los interesados, y así estimular la participación voluntaria y comprometida de todos quienes contribuirán para llegar a ese destino, poniendo el foco en donde realmente importa.

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