Una apuesta arriesgada, puede salir muy cara
El poder de la pluma
“El proyecto estará concluido en 100 días a partir de la firma del contrato, o será gratis”, afirmó con osadía Elon Musk en 2017. Se refería a la que entonces sería la batería de iones de litio para almacenar electricidad más grande del mundo. El contrato se firmó el 29 de septiembre, y la planta de almacenamiento de electricidad denominada Hornsdale Power Reserve, en el sur de Australia, se conectó a la red eléctrica el 1 de diciembre, 63 días después de la firma del contrato.
Hornsdale tiene una capacidad de 100 MW/129 MWh y se alimenta de una planta eólica contigua; así guarda la energía para cuando no sople el viento y se despacha cuando la demanda aumenta. Si no hubiera esta energía almacenada, el incremento en la demanda tendría que satisfacerse mediante generación adicional desde otra planta distinta, que tenga la capacidad de arrancar lo más rápidamente posible y alcanzar la potencia demandada. Normalmente esto se hace con plantas de gas a las que llaman “piqueras” porque respaldan esos picos de demanda súbitos, y por supuesto, este servicio tiene un costo muy alto, que necesariamente se traslada a los usuarios.
Las baterías Tesla de Hornsdale pueden entregar de 0 a 100 MW en sólo 140 milisegundos, esto es 100 veces más rápido que las plantas de gas. Por eso hoy son la solución adecuada para robustecer las redes eléctricas, y eso es lo que necesita entenderse en nuestro país, en lugar de estar haciendo una arriesgada apuesta que consiste en culpar dolosamente y sin razón a las energías renovables de los eventos mal controlados que derivan en apagones.
El proyecto tuvo un costo de 161 millones de dólares australianos, que al tipo de cambio de ayer ($15.26), resulta poco más de 2,450 MDP, ocupa una superficie similar a un campo de futbol soccer, no genera emisiones contaminantes, responde con mejor calidad y fue construida en 63 días. Tan sólo en 2019, sus servicios se tradujeron en ahorros para los usuarios australianos por A$116 M, un 72% del monto invertido en construirla.
En México, para satisfacer la creciente demanda de la península de Yucatán, se han anunciado dos nuevas plantas de generación, que costarán más de 20,500 MDP (ambas). Su construcción está programada iniciarla en agosto de este año, y concluirse en algún momento indeterminado de 2024. Con el monto de inversión anunciado podrían construirse 10 baterías de la capacidad de Hornsdale y tenerlas listas mucho antes de que la población mexicana haya recibido la vacuna del Covid-19. ¿No suena razonable, por lo menos, estudiar un poco esta opción?
Si el gobierno mexicano continúa sosteniendo la arriesgada apuesta de bloquear sin razón a las energías renovables, alterar tramposamente el marco jurídico y entorpecer con incertidumbre la motivación para invertir por parte de la iniciativa privada tanto nacional como extranjera, seguramente esto terminará costando muy caro a todos los mexicanos.