¿Hacia dónde nos dirigimos?
Raúl Asís Monforte González: ¿Hacia dónde nos dirigimos?
La evolución experimentada por el sector energético en los últimos 25 años ha sobrepasado cualquier pronóstico. Hoy, la energía se ha constituido en un pilar indispensable dentro de las estrategias políticas y sociales de muchas de las economías del mundo y es posible visualizar un futuro brillante, especialmente para las formas limpias y renovables de energía y en particular la solar.
Pero esta industria no sería nada si no fuera resiliente. Me recuerda mucho a aquel personaje de Plaza Sésamo®, Archibaldo, que alegremente cantaba “¡alrededor, alrededor, alrededor, arriba, abajo, através!”. La energía solar no ha estado exenta de enfrentar singulares obstáculos, pero siempre ha sabido rodearlos, darles la vuelta, pasar por encima, por debajo o atravesarlos, para continuar su crecimiento constante y encaminarse hacia un dominio del mercado en un futuro no muy lejano.
Hoy estamos enfrentando unos incrementos inusuales en los precios de los módulos y otros equipos fotovoltaicos, derivados ya sea de escasez de materias primas, de dificultades en el transporte de mercancías y el aumento de las regulaciones relacionadas con el Covid-19, que han encarecido estratosféricamente los costos de los fletes, y otros factores globales.
Aún así, se estima que al finalizar este año 2021, una veintena de países habrán alcanzado la escala de los GW, un umbral muy representativo en la carrera de las estadísticas globales del sector. China, Estados Unidos, Europa y la India continuarán liderando el crecimiento solar, representando en conjunto el 70% de la demanda mundial. Esto a pesar de que India fue prácticamente devastada por la pandemia, lo cual ha disminuido su velocidad de crecimiento. Se espera que una vez que supere este gran obstáculo, rebote y crezca un 60%. Por su parte China espera un aumento del 20% en su demanda solar y USA, con el plan de infraestructura del Presidente Biden, seguramente superará el 30% de crecimiento. Europa mantendrá tasas de crecimiento estables gracias a su renovado compromiso con el Acuerdo de París. Quizás, y me avergüenza decirlo, México sea el único país del mundo que ha puesto un freno irracional al desarrollo de este tipo de proyectos.
Estemos muy atentos a las grandes tendencias en el sector: El consumidor ya no será más un comprador pasivo de energía, sino que será un activo, entusiasta participante y miembro de la comunidad energética. Las fuentes renovables de energía harán necesaria, pero sobre todo urgente, que exista flexibilidad del lado de la demanda en la gestión de la red eléctrica, permitiendo una mayor penetración de renovables simultáneamente con una continua electrificación de todo. Para lograr lo anterior y al mismo tiempo optimizar la red, las aplicaciones de inteligencia artificial serán una pieza clave. Es de la mayor importancia generar ajustes regulatorios tanto a nivel global como local, para permitir que haya certeza en la incorporación de nuevas tecnologías que nos proyectarán hacia el futuro y la resiliencia tendrá que seguir siendo el punto focal del sector energético en los años que vienen.