Aventarse como “El Borras”, a explorar y refinar litio
Raúl Asís Monforte González: Aventarse como “El Borras”, a explorar y refinar litio
Mientras más opiniones escucho o leo de las personas que tienen en sus manos la grave responsabilidad del sector energético de nuestro país, más me pongo a temblar de terror. Y son tantas las mentiras, los conceptos equivocados y las barbaridades que se expresan respecto del sector eléctrico al intentar defender la absurda iniciativa de reforma energética enviada por el Presidente al Congreso, que a veces nos olvidamos de un aspecto de la misma que es igual o más grave que el eléctrico, me refiero a esa mala broma de la nacionalización del litio.
En una reciente emisión de un programa de televisión, el politólogo Genaro Lozano le pregunta a la secretaria de energía Rocío Nahle en referencia al litio: ¿por qué hacer un monopolio de un mineral del que no sabemos todavía cuanto hay en el país? ¿Cómo lo vamos a explorar? ¿De donde va a salir el dinero para desarrollar esa tecnología que nos hace falta?
Con natural desparpajo ella respondió: “Cuando Lázaro Cárdenas, en 1938 dice, a ver, me voy a quedar con el petróleo, en ese momento se decía lo mismo que usted está diciendo, ¿cómo le van a hacer, de dónde van a sacar el dinero? ¡no estamos preparados! Y esa decisión por 8 décadas nos dio riqueza, nos dio hospitales, nos dio escuelas, caminos, etcétera. El litio va a ser igual y yo creo que va a ser más rápido. Es un mineral estratégico para la fabricación de estas baterías que se están empezando a construir”.
En principio, quién sabe si es verdad que se decía eso, y en segundo, las circunstancias son muy distintas, ¡eso ocurrió hace casi un siglo, por Dios! Pero aún si fuera medianamente verdad, estaría afirmando implícitamente que Lázaro Cárdenas tomó una decisión precipitada y aventurada, carente de un plan o estrategia, pero que corrió con suerte, ya que logró hacer del petróleo un negocio muy fructífero para México.
Y entonces, su peculiar sentido de la lógica le dice que hoy, a imagen y semejanza del Tata Lázaro, o más bien de “El Borras”, aquel inolvidable personaje de la exitosa serie de comedia mexicana “Los Beverly de Peralvillo”, puede igual aventarse a tomar una decisión trascendental y estratégica para México, sin poseer la más mínima idea ni de la cantidad de ese mineral que yace en el subsuelo de nuestra geografía nacional, ni de la tecnología que se necesita para explorarlo y refinarlo, ni del mercado actual y sus tendencias a futuro, o de sus externalidades económicas y financieras.
En suma, está dispuesta a lanzar nuestro país al vacío, pero con un detente firmemente atado al Istmo de Tehuantepéc, lo cual hará que aterrice suavemente sobre un prado de abundantes riquezas y prosperidad, que llegarán por añadidura, y de las cuales todos podremos disfrutar sin mediar esfuerzo alguno, como un merecido presente con el que nos distingue la madre tierra, siempre tan pródiga con los mexicanos.