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Fabrizo Mejía Madrid destaca –como decía en la primera entrega- la ambición de lo personajes del poder, ese deseo ardiente que se convirtió en su brújula para desechar amigos o entregar una obediencia ciega al gobernante en turno, con la esperanza de entrar a los grandes salones del poder. Esa misma ambición que funcionará como bálsamo moral al momento de conciliar el sueño, pese a que unas horas antes ordenaron una matanza, la tortura o pervertir los ideales colectivos con sueños de cuento de hadas derivados de dramas televisivos y programas insulsos. En fin, contemplamos qué tanto puede degradarse un ser humano con tal de conservar el poder.

En Disparos en la Oscuridad reconstruye la biografía del ex presidente Gustavo Díaz Ordaz, vemos ahí el retorcido camino que emprendió en pos de la silla presidencial. Aquí acompañamos al personaje en su deterioro mental y físico, en donde va engarzando recuerdos de las humillaciones que soportó, las alianzas y venganzas que se orquestaron desde el poder y la paranoia como sustituto de la moral. En esta obra nos regala una caricatura novelada que tiene tintes de venganza literaria.

Otro componente del poder del siglo XX lo encontramos en su novela Nación TV, la cual usará la ficción para reconstruir la biografía de la televisión mexicana, que abarcará su primera transmisión (una misa) hasta la creación de estadios deportivos y eventos religiosos como mecanismos de control social, aderezado todo esto con los líos familiares para hacerse del control de Televisa. En esta obra desfilan lo mismo comediantes, cantantes, productores de telenovelas, conductores de noticieros, que presidentes de la República, gobernadores, jefes policiacos, y a través de ellos veremos el crecimiento de la influencia del narcotráfico detrás de los bastidores. Aquí vemos la historia de la televisión y del poder, cuyo único objetivo, en palabras de Azcárraga Milmo, era: “Entretener a los jodidos”.

Las dos novelas reseñadas dan un bosquejo de las relaciones políticas y económicas que controlaron nuestra nación el siglo pasado, sin embargo, para tener el mosaico completo escribió la novela Un hombre de confianza, que abordará a quienes ejecutaron las órdenes. Ésta empieza el 9 de diciembre de 1997, fecha en que es secuestrado Fernando Gutiérrez Barrios (ex jefe de la policía secreta), que será el punto de partida en que recordará su entrada a la política nacional e internacional, las maniobras militares para aplastar a los grupos guerrilleros así como su papel en la desaparición forzosa de opositores del régimen e insurgentes.

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