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La madre Teresa de Calcuta decía que el obstáculo más grande para ser feliz es el miedo. Y cuánta razón tenía. El miedo frena nuestra felicidad, atormenta nuestra mente, paraliza el cuerpo y puede destruir al hombre más sosegado si no sabe controlarlo. Hoy sería bueno preguntarnos: en esta pandemia, ¿a qué le tenemos miedo para vivir y ser feliz?.

Cuando yo era pequeño le tenía miedo a estar solo, hasta que aprendí a quererme a mí mismo. He entendido que lo que tenía no era soledad, sino exceso de egoísmo. Estoy aprendiendo cada día a amarme, valorarme y respetarme.

Muchas veces tenía miedo a fracasar, y esa idea me atormentaba, hasta que me di cuenta que el único fracaso es no intentarlo. He quitado de mi diccionario la palabra fracaso, y he puesto “experiencia”. Eso me ayuda a intentar, a perseverar y a triunfar.

Te lo digo como médico: le temía mucho miedo al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer. Porque el dolor es un buen maestro, nos enseña y nos muestra el camino para lograr tener la fortaleza de apoyarnos en Dios. No hay que tenerle miedo al dolor, porque el dolor purifica, fortalece y sana. Bien decía monseñor Bogo: “Los hombres que no han padecido ningún dolor, son iglesias sin bendecir”.

Por muchos años le tuve miedo a la muerte, hasta que aprendí que la muerte no es el final, sino más bien el comienzo. El comienzo de una nueva vida más plena de amor y de felicidad, cuando entiendes que Dios te espera al final con los brazos abiertos.

Bien decía el sacerdote español José Luis Martín Descalzo: “Morir no solo es morir. Morir se acaba. Morir es cruzar una puerta a la deriva, y encontrar lo que tanto se buscaba”.

En esta pandemia, lo que debemos hacer es no hablar de un problema, sino mencionar “una gran oportunidad”. Oportunidad para nuestra superación personal y la de todos los seres que nos rodean. No sigamos hablando de crisis. Crisis, en japonés significa oportunidad. Debemos tratar de que no nos invada la depresión por querer controlar todo. Y evitar la pregunta ¿cuándo va a terminar esta pandemia?, pues esto solo nos lleva a la angustia y a la ansiedad.

Hay que estar preparado para el mañana y visualizar un futuro mejor. No hay que olvidar que el pasado es de los muertos y el futuro es de Dios. Solo tenemos el hoy y el ahora, y hay que vivirlo con alegría, con optimismo y con amor.

Hay que evitar llenar nuestra mente con esas noticias terroríficas y fatalistas. No hay que dejar que nos controlen la mente los medios de comunicación mostrándonos un futuro malo, funesto y desgarrador.

Hablemos solo de lo mejor, esperemos solo lo mejor, y lograremos solo lo mejor. Programemos nuestra mente para hacer buenos negocios, buenos trabajos y buenas tareas. Si nos programamos para fracasar, ¡fracasaremos!. Si nos mentalizamos para ganar, ¡ganaremos! Es una simple elección personal.

Injertemos en nuestra mente las enseñanzas de Jesús: “La paciencia es el aliento de la tolerancia, la tolerancia es el alimento del amor, el amor es el alimento del perdón, y el perdón es el alimento de la paz”. ¡Ánimo, saldremos adelante!

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