La fragilidad como estética en la Literatura Gore (y IV)
El poder de la pluma
Para finalizar esta reflexión sobre los elementos Gore en la literatura, concluiremos este tema con el análisis de la novela de Juan Hernández Luna Cadáver de Ciudad, cuya estructura consta de ocho historias alternadas en cada capítulo, las cuales se irán entretejiendo en el transcurso del relato e irán subrayando lo Gore en cada página.
Para exponer la idea central de una ciudad muerta, recurre a la bestialidad de los protagonistas, al describir detalladamente las muertes, las parafilias como zoofilia o necrofilia, masturbaciones a la menor provocación, canibalismo y degradación moral. A una velocidad trepidante para impedir la sensación de asco u horror, las escenas cambian, los narradores de las ocho historias van mezclándose y los grados de violencia varían. Es por ello que en un cuadro vemos un asesino con la innata vocación para la violencia extrema, mientras que, en la historia siguiente, el protagonista de la novela tiene relaciones sexuales con un ganso decapitado.
El hilo argumental de la novela es sencillo y transcurre en forma lineal a lo largo de la misma. La fragilidad del cuerpo humano es expuesta sin ornamentos. Para evitar sacralizar la muerte, todos los cadáveres son disueltos, arrojados, mutilados o enterrados como fardos, con toda intención borra la celebración de los funerales. No hay sentimentalismo ni lágrimas. Los protagonistas también son mutilados, el cuerpo literario sangra y convulsiona para que el lector entienda que la mortalidad es la condición principal de nuestra existencia.
No importa descubrir quiénes están detrás de los crímenes, porque el mismo texto sugiere que todos los espacios vacíos en el poder de las sectas son ocupados inmediatamente; por cada uno de los psicópatas muertos, surge otro, entonces el mensaje que se impone es que las presas y cazadores tienen el tiempo contado, que son reemplazados sin que nadie los recuerde.
El horror de la muerte en soledad nace desde la primera línea, cuando el primer narrador es abandonado por su esposa. Lentamente extermina todos los recuerdos de su vida pasada al acabar con cada uno de los peces que su mujer le dejó como herencia, así la posibilidad de sujetar una de las alas de la inmortalidad del recuerdo se desvanece.
El lector siente no solo el abandono de los personajes, sino que presencia el derrumbe de las relaciones sociales y su imposibilidad para restaurar a través de ellas la armonía del mundo. Después de todo, la estética propuesta por la Literatura Gore es sencilla: el ser humano carece del sentido de la supervivencia. Las novelas tienden a crear una atmósfera que sofoca al lector con narraciones detalladas e imágenes violentas, para recordarnos que la inmortalidad está basada en el deseo de olvidar que la muerte acecha detrás de cada segundo.