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Un libro es como un hijo, lo ves crecer, pero llega el momento que busca otros caminos y un día cualquiera te encuentras con una traducción en la que no reconoces totalmente tu creación, así que algunos escritores decimos que las traducciones son nuestros nietos. He tenido la fortuna de algunas traducciones en idiomas con los que tenemos la misma raíz lingüística, por lo tanto con un poco de paciencia puedo comprender que mi sangre y mi tiempo se encuentran plasmados en esas obras traducidas.

Un día cualquiera mi traductor al japonés, Yoshida Eihito, me comunicó que tenía toda mi obra bilingüe publicada hasta 2018 (maya-español) traducida al japonés, lo sorprendente de este académico de buen nombre en el país nipón es que la traducción la realizó directamente del maya al japonés. En complicidad con la editorial Suisei Sha, me propusieron realizar una antología en tres volúmenes, todos bajo el nombre de “Un sol sin mancha”. A finales del año pasado, después de escrupulosa revisión de parte de correctores y de especialistas en imagen, recibí algunos volúmenes de enorme calidad.

Aparté un volumen para nutrir mi egoteca, sigo con la impresión de no reconocerlo como mío, por sus bellas letras-florecitas, a lo mejor es un hijastro, pero mejor lo llamo mi nieto japonés. Bajo esa línea de emociones, en reciente viaje a Tokio y Kioto, dije a mis lectores: “Vine a ver cómo tratan a mis nietos”. El traductor fue tan bueno que el público rió sin pudor, cosa rara en esa población donde la seriedad es una característica.

Lo mejor de estos nietos japoneses es que el primer tomo de “Un sol sin mancha” ha recibido un premio especial de traducción, por parte de la Asociación de Traductores de Japón, esta organización que agrupa a todos los que ejercen el oficio en aquel país. Esta prestigiosa organización se encuentra constituida sin fines de lucro y está afiliada a la Federación Internacional de Traductores; fue fundada en 1963 y cada año entrega premios en diversas áreas de traducción, el premio actual corresponde a la edición número 56.

El premio galardona al traductor y a la editorial con un monto de 100,000 yenes, además de los reconocimientos por la contribución a la cultura japonesa. Me congratulo por ese premio otorgado a mi traductor Yoshida Eihito y mi editorial en ese lejano país asiático. Ellos me han informado que el premio será entregado personalmente por el presidente de la Asociación de Traductores de Japón, el señor Hiroshi Hirano. La premiación se realizará el 25 de octubre en el Chiyoda Ky Salón Académico de Tokio sala 301.

En el volumen premiado se encuentran la novela Sujuy k’iin/ Día sin mancha, Tabita y otros cuentos mayas y Kaakaltale’, ku xijkunsik u jel puksi’ik’alo’ob/ El alcohol también rompe otros corazones. Es un verdadero honor escribir para ustedes y para todos. Gracias.

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