Mi monstruo
Verónica García Rodríguez: Mi monstruo
Anoche, mientras dormía, vino a visitarme un animal con cabeza de dragón y cola como cabeza de cocodrilo. Era un animal que caminaba sobre la orilla del muro que rodeaba la terraza donde yo soñaba que me encontraba platicando con un grupo de personas que no recuerdo quienes eran, una de ellas me indicó que volteara la mirada, señalándome con el dedo a ese animal majestuoso. Fue como ver de cerca y moviéndose libremente por el patio de la casa un Tigre de Bengala o una pantera, sólo que este animal era diferente. Su cuerpo, sin pelo o escamas, estaba cubierto de imágenes y símbolos que daban la impresión de haber sido pintados a mano;el naranja y amarillo predominaban sobre los demás colores de aquellas figuras geométricas. Su andar era pausado y elegante. Lo vimos perderse por unos segundos, hasta que alguien dijo: nadie se mueva, vine para acá. El silencio se hizo más profundo.
Con la misma pausa y elegancia en sus pasos, aquel animal vino hacia nosotros. Entonces lo pude ver de frente. Caminó hacia mí.
Mis brazos sintieron una fría caricia del aire que estremeció mis huesos. Se agitó mi respiración. No te muevas, volvieron a decir. Conforme se acercaba aquella bestia maravillosa, sus ojos se fijaban cada vez más en los míos, hasta que se detuvo. Se detuvo sin dejar de mirarme. Se detuvo justo frente de mí. No sé cuánto tiempo pasó, sólo sé que el miedo se fue convirtiendo en calma. Me miró y lo miré. Creo que nos comunicamos.
No sé por qué, no sé cómo, no sé a qué, pero yo moví la cabeza diciéndole que sí. Seguro mi corazón entendió, porque después se dio vuelta luciendo su hermoso cuerpo estampado y nos dejó ver la cabeza de cocodrilo que llevaba por cola. Mientras se alejaba recordé que antes había visto pasar un tapir con el mismo estampado caminando sobre el mismo muro, pero éste solamente desapareció.