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Los dichos o refranes populares representativos de la identidad del habitante de la península yucateca son pocos, unos han caído en desuso, otros se han modificado o hibridado con voces mayas y otros han cambiado su semántica. Veamos algunos ejemplos consignados en el “Vocabulario del uayeísmo en la cultura de Yucatán” de Jesús Amaro Gamboa: “Cansado de lo bueno, de lo regular me aburro”, que demuestra indiferencia o desprecio por lo que a veces está fuera de nuestro alcance.

“Cuando el diablo no tiene qué hacer rompe su culo y lo vuelve a coser” es una variante, con rima, de la picardía yucateca de “Cuando el diablo no tiene qué hacer, con el rabo mata moscas”, refrán que critica a quien pierde el tiempo en cosas inútiles. Otros dicen que el significado real es que la holgazanería facilita realizar actos absurdos o tareas sin sentido.

Algunos han sufrido adaptaciones, otros conservan la rima, aunque conllevan la misma moraleja o consejo: “Si quieres conocer a Inés vive con ella un mes”, se ha suplantado por una versión para el masculino: “Si quieres conocer a Manuel vive con él”. Este dicho puede cambiarse el nombre con otro que rime, como Miguel, y aconseja que la convivencia es la que otorga la posibilidad de conocer bien a las personas.

El dicho “Tener una res amarrada” es variante de “Tener una res atada” y se dice cuando uno quiere subrayar que tiene asegurado algo, como el buen rendimiento de un negocio. Sin embargo, en Yucatán su significado se transfirió al terreno sexual o amoroso y con un complemento regional: “Tener una bech’ita amarrada”, cuando se quiere decir que tiene un encuentro amoroso asegurado: bech’ita de la voz maya beech’, codorniz.

Dichos como “¿De qué pata es este huevo?”, usado antaño con tono despectivo y burlón, para denotar desdén por el origen de la persona a la que se refiere, o para inquirir sobre la procedencia de alguien; en ocasiones, como reacción a la intromisión de esa persona; otras veces porque lo que ha dicho o hecho se tiene por poco. “¿Y éste de dónde salió?”. En países centroamericanos se dice “¿Qué pata puso ese huevo?” con el mismo sentido.

“Vivir lejos y en plazuela” se aplica a varones a quienes la naturaleza “despachó” generosamente. También se usaba este otro más expresivo: “Largo el renglón, gruesa la letra”, o se decía que “está bien despachado” para referir el tamaño del miembro viril. En otras regiones del país se dice “calzar grande”: “El bebé vino bien despachado”.

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