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Sé fuerte. Nunca sabes a quién estás inspirando Mel Robbins

Disfruto mucho enterarme de personas que mientras viven inspiran a los demás, me refiero a esos individuos que, muchas veces sin saberlo, mueven emociones, regalan sonrisas, levantan el ánimo y empujan hacia adelante a quienes se encuentran a su alrededor.

Cuando me encuentro a alguien así no puedo evitar ciertas cuestiones, normalmente son todas parecidas: ¿quién es?, ¿por qué hace lo que hace?, ¿cuál es su principal motivo?, ¿se dará cuenta de lo que está causando en los demás?

Hace unos días terminé de leer “1 Hábito para cambiarte la vida”, de Mel Robbins, y me conmoví cuando casi en las primeras páginas mire imágenes de personas mostrando la palma de su mano frente a un espejo, este ejemplar me estaba presentando un movimiento, el llamado de una persona que, sin saberlo, inspiró a los demás, invitando a otros a ir por una vida mejor.

El libro comienza relatando que una mañana Mel despertó encontrándose con uno de esos días en los que parece que el mundo conspira en tu contra, ni siquiera había tomado la primera taza de café cuando se sorprendió mirándose al espejo y observando varios defectos, se recordaba a sí misma una larga lista de pendientes y compromisos por cumplir, al mismo tiempo que sentía un desanimo terrible que casi la obligó a dejar todo y regresar a la cama.

Siendo una reconocida conferencista y autora de varios libros, resulta increíble imaginar a Mel frente a un espejo sintiéndose abrumada. Pero así fue y de ese momento en el que urgía un salvavidas en su vida, surgió el gesto inspirador, eso que me gusta nombrar “el movimiento”.

Mel quería que alguien llegue ofreciéndole consuelo y le diga que todo estaría bien, que seguramente lo haría perfecto, que ella podría con eso y más. Pero en su interior también sabía que nadie vendría a rescatarla.

“No sé lo que me pasó. O por qué lo hice. Pero por algún motivo desconocido, parada en el baño, levanté la mano frente al espejo y saludé amablemente a mi reflejo. Te veo, y te quiero, ¡vamos Mel, tú puedes!, era todo lo que me quería decir!”, confiesa.

Con esa acción ella descubrió que cuando iniciaba el día y se miraba al espejo para chocarse la mano ella misma todo marchaba mejor, lo compartió en sus redes, contó su experiencia y entonces sucedió algo increíble, la gente respondió sumándose al choque de manos frente al espejo. Resultó que Robbins no era la única del mundo que necesitaba que le chocaran la mano ese día.

El hábito que esta mujer propone para tomar el control de tu vida cada mañana, es que choques los cinco con tu reflejo, ya que con ello vas a mejorar la relación más importante del mundo: la que tienes contigo mismo.

No dejes pasar más días de tu vida sin saludarte cuando te veas por la mañana, con un choque de mano mírate al espejo y di: “Te veo, creo en ti, estoy contigo, tú puedes”

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