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Es curioso, ¿verdad? Si dejas de perseguir la
felicidad, puede que acabes siendo
un poco más… feliz
Caroline Dooner

Está muy de moda romantizar la vida y la realidad. Tal vez la llegada de las redes sociales ha promovido, cada vez más, el compromiso masivo de estar “siempre bien”. Tener una actitud positiva es bueno y recomendable, pero como todo en este mundo hay medidas.

Aunque suene un poco extraño existe la positividad tóxica, es ese algo que se esconde en la frase “amable” de un amigo, que le dice a otro que ha perdido su trabajo, o que se encuentra pasando un mal momento: “mira el lado bueno”, “todo estará bien”, “piensa positivo”, son solo algunas de los ejemplos que, al escucharlos cuando se está atravesando un panorama nada alentador, resultan más incómodos que beneficiosos.

Hay una línea muy delgada entre la actitud positiva y la positividad tóxica, y si no es detectada a tiempo puedo ocasionar muchos problemas. Cabe destacar que todas las personas, por muy plenas, felices, realizadas y positivas que sean, tienen, por el simple hecho de existir, el derecho a estar mal en algún momento, a sentir tristeza, ya que eso es parte normal y natural de la madurez y el crecimiento emocional.

Todo en exceso es malo, también la positividad, nadie en este mundo tiene una vida perfecta. Es bueno ser positivo y buscar panoramas favorables, pero en algún momento toda persona pasará por alguna circunstancia difícil, pueden ser problemas y dificultades, los cuales, aunque cueste aceptarlo van a doler, van a pesar… pero lo peor que se puede hacer ante esas situaciones es reprimir las emociones y sentimientos, maquillándolos con un tinte de positividad y buena actitud, eso no es sano.

A veces es necesario abrazar la tristeza, llorar cuando se siente ganas de hacerlo, callar esa frase recurrente que se responde de manera automática cuando alguien pregunta cómo estás: “estoy bien”; hay que aceptar y normalizar que estar mal es algo que a todos les puede pasar, hay que recordar que reprimir los sentimientos puede derivar en alguna enfermedad. Es necesario poner nombre a la emoción que se transita, para comprender todo lo que sucede en el interior.

No es fácil aceptar que habrá ocasiones en las que no se pueda estar bien, es difícil reconocer que en algún momento de la vida las afirmaciones leídas, las frases enmarcadas, y las ilusiones guardadas en el corazón, no serán suficientes, pero es necesario, porque de allí emana el verdadero crecimiento espiritual. Para comprender más acerca este tema te recomiendo que leas el libro “Positividad Tóxica”, de Whitney Goodman.

Hoy quiero decirte algo que tal vez no te va a gustar, “querer, no siempre será poder”, no “saldrá todo bien”, algunas veces, “después de la tormenta, no llegará más calma”, llegarán tormentas más fuertes, que te invitarán a continuar, aunque pese. Pero también quiero decirte que de esto se trata la vida, de ser, de existir, con imperfecciones, con problemas, con ánimos de comprender que detrás de cada aparente problema o error, siempre habrá una lección, la cual te hará más fuerte y resistente. 

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