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No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas
imponer a la libertad de mi mente
Virginia Woolf

Que sea este día un buen pretexto para reconocer y recordar la gran labor de algunas mujeres que envolvieron su existencia con letras. Ellas, las que se antepusieron a todo y todos, con tal de escribir un verso, leer una prosa o compartir un poema.

Miremos un poco hacia atrás para abrazar con nuestra memoria a las poetisas de la Edad Media, conocidas como las trovadoras, quienes nunca se resignaron a escribir los temas que para las féminas se apartaban en aquella época. Se negaron a que lo sacro sea lo único y permitieron que el anhelo por el amor verdadero, la inspiración y la belleza, formen parte de sus obras.

Y qué decir de la británica que bajo un nombre ficticio enamoró y conmocionó a todo el mundo, en plena época georgiana, levantando su voz femenina a través de escritos que retaron a una sociedad en la que la literatura era cosa de hombres. Con un pensamiento adelantado a su tiempo, rompió los paradigmas, influyendo en sus contemporáneas la tendencia a casarse por amor y no por acuerdos. Hoy los libros de esta mujer llamada Jane Austen continúan vigentes, destacando como una de las escritoras más sobresalientes de la literatura anglosajona.

No puedo dejar de mencionar a Virginia Woolf, una autora que con sus frases e inspiración marcó un antes y un después en la escritura femenina, sus creaciones nacieron hace casi un siglo, fue en su época cuando las mujeres consiguieron, luego de arduas luchas, el derecho al voto. Virginia llamaba la atención por ser una impulsora de la lectura y escritura, ella animaba de manera constante a las mujeres a acercarse a la literatura, aunque eso era algo aceptable únicamente para los varones.

En su libro “Una habitación propia”, Woolf invita a las mujeres a apostar por la independencia económica, social y personal, pero también las impulsa a crear arte.

Antes de terminar, me gustaría acercarme un poco más hacia nuestros tiempos, para recordar a Simone de Beauvoir, escritora que ha sido señalada como un gran cimiento para los movimientos feministas, tanto de su época, como posteriores.

Con apoyo de otras mujeres Simone creó la Liga de los Derechos de la Mujer, una convención que sirvió para promover e impulsar los derechos de la mujer en aquella época. En 1949, tras publicar su obra “El segundo sexo”, fue vista como inmoral y escandalosa, por apostar por la igualdad entre hombres y mujeres.

Hoy, para mí, es un buen momento para rendir homenaje a las mujeres que, con respeto, inteligencia, cultura, seguridad y dedicación, lucharon por la igualdad de género. Dejando un legado lleno de riquezas literarias para quienes ahora disfrutamos sus obras

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