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¿Cuánto tiempo de tu día, vida o existencia, inviertes en tu felicidad?, ya sea que te ocupes de procurarla, fomentarla, multiplicarla o encontrarla, ¿tienes un espacio destinado para ella?

Me he preguntado muchas veces, cómo es que siendo la felicidad el objetivo por excelencia para la gran mayoría, casi nadie se detiene para asegurarse de si este estado de ánimo se encuentra presente en su vida.

Dicen que la felicidad no se halla en el destino, sino en el camino, que está al alcance de todos y que, aunque no lo sepamos, la tenemos escondida en nuestro interior. Cuentan que es sinónimo de plenitud, de satisfacción, desarrollo y orden.

Se le asocia con sentimientos, emociones, deseos, vicios y diversos conceptos que regalan al individuo la sensación de adrenalina, alegría y agitación.

Pero la felicidad es más que un boom de alteraciones sentimentales que entregan palpitaciones constantes a la mente y al corazón, ¿qué es la felicidad?, le pregunté a unos cuantos, y todos parecen estar de acuerdo en que se trata un concepto que no puede describirse, porque es relativo, “lo que me hace feliz a mí, puede que para ti no sea suficiente, o viceversa”, dicen.

Los libros siempre tienen soluciones, así que empecé a buscar alguno que me responda estas interrogantes, la portada verde de un ejemplar en específico me enamoró, pero su título arrebató por completo mi atención “Ser feliz es urgente”. La autora es la doctora Cristina Martínez, psicóloga clínica que radica en España y cuenta con más de veinte años de experiencia en este sector.

Fue curioso, pero, antes de preguntar qué es la felicidad, sentí la necesidad de cuestionar ¿por qué ser feliz es una urgencia?, esta fue su respuesta: “por muchos motivos, pero yo diría que el principal es porque la vida es demasiado corta como para andar enfadados, amargados y quejándose de lo que no marcha bien. Hoy estamos, pero mañana no sabemos si será así. Creo que la pandemia puso mucho valor en la urgencia de vivir la vida, de exprimir al máximo, de estar bien y tener la capacidad de disfrutar”.

Ahora sí, pregunté: ¿qué es la felicidad?, y no dudó en asegurar que es lo que se siente cuando uno alcanza la plenitud, la satisfacción, el bienestar. Dijo que hay felicidad cuando te descubres a gusto con tu vida, no deseas otra distinta, ni ser otra persona. Cuando eres capaz de agradecer lo que tienes y valoras lo que te rodea, entonces has alcanzado la felicidad.

Le expuse una duda: ¿de qué manera se puede ser feliz cuando las cosas no andan bien?, y respondió: “tropiezos en la vida todos tenemos. Hay que asumir la responsabilidad de nuestro bienestar. Hay que poner el foco en lo que depende de uno mismo, no en lo externo. La felicidad no es cómo me caigo, o por qué me he caído, sino ¿cómo me levanto?”.

Entonces agregué: si nuestra felicidad es una urgencia y se trata de un sentimiento que experimentas mientras te diriges hacia tu meta, quiere decir que, ¿somos nosotros mismos los únicos responsables de lograrla y alcanzarla?

“En esta vida nos podemos quedar esperando a que las cosas sucedan o podemos hacer que ocurran. De la decisión que tomemos dependerá nuestro futuro entero”, respondió con una sonrisa.

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