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Hoy quisiera recordarte tres cosas, la primera es que sólo tienes una vida; la segunda, que tu tiempo es limitado, y la tercera, que pasártela de lo mejor posible mientras vives, es la alternativa más acertada.

Mereces disfrutar tu existencia, transitarla de buena manera, con bienestar, ese término del que se habla mucho y que la gente persigue con frecuencia, ya que se le relaciona con la felicidad. En términos generales el bienestar es considerado como el equilibrio y la armonía entre emociones, mente y cuerpo.

Erróneamente hay quienes creen que este concepto es sinónimo de ausencia de problemas, pero en realidad, el bienestar hace más referencia a la capacidad de enfrentar los conflictos de un modo adecuado e inteligente (con resiliencia y serenidad), que al hecho de que estos no existan.

Lo cierto, es que todos debemos priorizar nuestro bienestar, ya que sólo a través de él se puede lograr una base sólida que nos permita alcanzar nuestras metas y experimentar de manera satisfactoria esta única vida que tenemos.

Es urgente priorizarlo, pero también es cierto que existen varias circunstancias y variables que impiden hacerlo. Entre las principales están las viejas demandas como el perfeccionismo, el todo o nada y la comparación.

Aunque debe ser prioridad y meta, no se trata de perseguirlo como compromiso y obligación, es simplemente procurarlo; pero que hacerlo sea algo que nos regale un disfrute, porque se trata de un regalo que nos estamos dando, algo así como una promesa que nos hacemos a nosotros mismos para encontrar alegría en las pequeñas cosas, mientras cuidamos de nuestro cuerpo con amor, ternura y satisfacción, al mismo tiempo que cultivamos una conexión profunda con nuestro ser interior.

No es necesario tener una vida perfecta para gozar de bienestar, tampoco es regla que todo marche completamente bien, o totalmente mal; debes recordar que el bienestar de otros no es igual al tuyo, por eso no hay espacio para la comparación.

Es en el abrazo del bienestar donde encontramos la magia de vivir en el presente, degustando cada momento con plenitud y gratitud. Percíbelo como un faro que brinda luz al camino, para dirigirnos hacia una vida más plena y significativa.

En el libro “El efecto bienestar”, de Robyn Conley Downs, especialista en políticas de Salud Pública y psicóloga, se esconde una frase que tiene mucho significado: “La actitud de bienestar es una manera de pensar que, además de contrarrestar la actitud de empeño, es eminentemente práctica. Es un conjunto de habilidades cognitivas que se pueden aprender. Esto significa que no es un rasgo con el que se nace, ni una característica inmutable de la personalidad, sino una manera de pensar que se puede aprender a base de práctica”.

¡Esa es una buena noticia!, porque significa que podemos acceder a esa manera de pensar y vivir sin importar quiénes somos, o de dónde venimos, tampoco interesan las dificultades a las que nos hayamos enfrentado o nos estemos enfrentando. Basta con aprender a cambiar lo que hay en nuestro cerebro, con un poco de compromiso y constancia, para lograrlo.

Entonces, si esta es la única vida que tenemos, y sólo nos resta vivirla con o sin bienestar, es nuestra responsabilidad ir por lo que nos haga sentir mejor.

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