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Normalmente una persona no es consciente de las acciones que realiza a diario, es muy probable que la gran mayoría de nosotros actuemos de manera automática, por comodidad, porque así es costumbre hacerlo.

Entonces, terminamos enfocándonos en actividades que, desde el personal punto de vista, son importantes, como correr un número considerable de kilómetros, un ascenso laboral, la cantidad de dinero ahorrado, los libros leídos, un evento social impactante, entre otros. Sin embargo, muy pocas veces está consciente de que los hábitos son esas acciones que realiza de manera automática, y aunque no se escuche muy bien, con muy poco raciocinio.

Dicen que más del 50 por ciento de las actividades que desempeñamos a diario es parte de distintas tareas realizadas de manera instintiva, eso significa que las llevamos a cabo, de modo inconsciente, sin darnos cuenta. Se trata de los hábitos que hemos desarrollado a lo largo del tiempo, los cuales nos dan garantía y tranquilidad de que todo está bien.

La hora en la que uno se levanta para ir al baño por la madrugada, la cantidad de tazas de café que se beben en un día normal, las veces que se aplaza la alarma antes de iniciar la rutina diaria, el camino que se toma para llegar a la oficina, esos son sólo algunos de los ejemplos de lo que conforma nuestro hábito de vida.

Parecen sucesos y acontecimientos que son simples e irrelevantes, pero esas insignificantes acciones afectan de manera importante nuestra existencia. 

Michael Easter, profesor de la Universidad de las Vegas Nevada, explica en su libro “La trampa del confort”, el motivo por el cual una vida basada en la comodidad, nos hace frágiles e infelices.

Cambiar nuestra vida y alejarnos de la zona de confort, no es siempre una mala idea, ya que, de esa manera, nos exigimos ser mejores e ir por más. Si bien es cierto que lo conocido y cotidiano siempre es lo más confortable y seguro; al abandonar la zona de confort nos permitimos la oportunidad de ir por más, de apostar por algo grandioso, aunque eso implique un mayor esfuerzo.

La idea fundamental de Easter es promover la superación de uno mismo, destacando que una vida sin comodidades puede sanarnos física y emocionalmente. Aunque la zona de confort es ese lugar conocido y seguro que nos brinda calidez y tranquilidad, la única forma de alcanzar la verdadera grandeza es atreviéndonos a ir por más, perdiendo el miedo al riesgo, reconociendo que somos más que aquello que hemos alcanzado al momento.

Los pequeños pasos que das hacia adelante cada día son escalones que destacan tus ganas de avanzar, y aunque es una realidad que tu futuro no será modificado de la noche a la mañana, ni de forma repentina, también es cierto que con cada intento vas a mejorar y a avanzar hacia una meta cada vez más alta y eso te convertirá, con el paso del tiempo, en una mejor persona.

Recuerda que todos los hábitos, desde el más pequeño hasta el más significante, tienen una gran influencia en tu realidad, por ello no debes olvidar que si quieres cambiar de manera positiva tu vida la paciencia y confianza son indispensables.

Atrévete a abandonar la comodidad, ya que es esa la única manera de acercarse cada día más a la grandeza de tu ser.

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