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Exigir a los progenitores, para respetarlos, que
estén libres de defectos
y que sean la perfección de la humanidad es
soberbia e injusticia
Silvio Pellico, escritor italiano

Los padres son los huesos con los que los hijos
afilan sus dientes
Peter Ustinov, escritor británico

Es verdad que no existe una escuela para padres y que las generaciones se han ido educando a caprichos de los progenitores o repitiendo patrones de crianza que van pasando de generación en generación. Sin embargo, cada día existe más información del tema en el internet, revistas, gacetas e incluso libros. Por otra parte, los Derechos Humanos están haciendo su parte respecto a la acotación del trato hacia los niños, adolescentes y personas en general. La pregunta es, ¿qué se espera de las futuras generaciones que se están gestando con base a estos lineamientos de formación? El otro día se quejaba un padre por no tener el derecho de ir a preguntar las calificaciones de su hijo a la universidad, aunque él pague la colegiatura, porque la Ley de Protección de Datos lo impide a menos que el alumno lo autorice, ya que es mayor de edad.

Los recientes conceptos como “bullying”, “acoso escolar”, “discriminación”, “inclusión”, “maltrato” y tantos otros, solo limitan las conductas de los educadores, lo que implica cuidar esa filosa línea para evitar ser denunciado y castigado con penas que van desde las económicas hasta las carcelarias.

Lo anterior aunado a la protección natural de los padres, están gestando la llamada “Generación Cristal”, esa que es incapaz de soportar una reprimenda, un levantamiento de voz, una expulsión de clase, un fracaso, un castigo, porque se “quiebra”; esto es, una total intolerancia a la frustración. Una generación débil, no resistente al mundo real al que algún día, tarde o temprano, se tendrán que enfrentar en la adultez. Como consecuencia podemos esperar en un futuro más abandonos de trabajo, divorcios, denuncias y, en el peor de los casos, suicidios, al no poder soportar el “mundo cruel”.

A la manera de un deportista que va creando condiciones físicas a base de entrenamiento, como educadores (padres y maestros) les toca crear condiciones emocionales que hagan resistente a los niños del futuro; seres humanos capaces de resolver problemas y tomar decisiones asertivas para un mejor vivir y convivir. Personas que no se den por vencidas a la primera, a la segunda ni a la tercera; capaces de soportar al jefe, a la pareja, dentro de ciertos límites, antes de renunciar, separarse y divorciarse. Tenerlos en una burbuja para luego arrojarlos a la realidad es más cruel que irlos adaptando con amor a la vida real.

La tarea no es fácil para los padres en la actualidad, tienen todo en contra. Educar nunca ha sido sencillo, sin embargo, ahora tienen la posibilidad de auxiliarse con lecturas y ejemplos vivenciales cotidianos que persuadan al niño y lo vayan fortaleciendo emocionalmente, porque como demostró Charles Darwin en su Teoría de la Evolución: los mejor adaptados sobrevivirán.

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