“Saltburn”, más que una simple película
Ale Cabrera: “Saltburn”, más que una simple película.
It’s murder on the dance floor
You’d better not kill the groove
DJ, gonna burn this goddamn
house right down.
Sophie Ellis Bextor
Cuando me invitaron a participar como colaboradora en esta sección de Novedades Yucatán, me pregunté de qué tanto podría hablar sin encasillarme en un tema único. Lo pensé por bastante tiempo y no me quedó otra respuesta más que de lo que me causa admiración. De aquello que puede llegar a maravillarme y despertar en mí esa emoción que muchos olvidamos de niños; el asombro, la sorpresa, la felicidad de descubrir más del mundo. Así que aquí estoy, con un buen sabor de boca esperando que mi recomendación les cause ese no sé qué que qué se yo que no podemos definir más que como: “¡Wow!”.
En diciembre pasado se estrenó la película “Saltburn”, en la plataforma Prime de Amazon; desde ese momento supe que esa cinta tenía que verla, y por uno u otro motivo de tiempo simplemente lo postergué. Sin embargo, durante esa posterga me llegó una que otra recomendación que al ver las expresiones en el rostro de los que platicaban sobre ella supe que no podía esperar mucho.
Escrita, dirigida y coproducida por Emerald Fennell, es una completa joya. Logró mantenerme con los ojos abiertos todo el tiempo, viendo detalles en todo lo que aparecía en la escena.
Es una crítica, sátira y exposición de la excentricidad de los ricos que tienen todo al alcance de un “quiero” y un contraste de la necesidad de pedir y salir adelante de los que no tienen a manos llenas. Y con todo ello, una muestra clara de lo que la gente está dispuesta a hacer para conseguir lo que quiere sin importarle nada más.
Es envidia disfrazada de camaradería, de amabilidad, de familia, de lujuria. El odio toma muchas caras en esta película, que deja al descubierto que de la manipulación aplicada por una mente maquiavélica no tienes escapatoria.
El desarrollo es magistral, no sólo en el aspecto del guion, sino en las actuaciones. La soltura, la energía y la chispa que se siente en cada uno de los personajes te hace adentrarte en la historia, y aunque cada escena es una anticipación desenmascarada y premonitoria de la que sigue, te logra sorprender.
Los polos opuestos que pueden verse en esta película de inicio a fin; las dualidades, los diálogos que a simple vista parecen superficiales, pero al final encierran la mismísima esencia de la literatura shakesperiana, la calidad visual de cada una de las escenas y, por supuesto, la escena final a cargo del actor principal Barry Keoghan, hacen de esta cinta una verdadera obra de arte.
Una magnifica muestra de la debilidad y la maldad humana que al final te hace preguntarte, ¿hasta dónde puede llegar una obsesión?