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De un tiempo para acá el término de amor propio ha obtenido relevancia y se ha vuelto parte del vocabulario, pero sobre todo se ha convertido en un objetivo que deberíamos alcanzar. Ese santo grial que cuando lo obtengamos vamos a ser realmente felices y entonces sí vamos a encontrar el amor verdadero, vamos a ser felices y tener nuestra vida realizada.

En este ardid (sobre todo en redes sociales) del uso del “amor propio” y en el camino de encuentro con él, se han hablado de diversas manifestaciones y demostraciones que deberíamos tener con nosotros mismo para demostrarnos amor. Esa evolución que se ha dado en la sociedad sobre el valor que nos damos y cómo nos lo demostramos, nos ha llevado a enfrentarnos cara a cara con falacias que nos hacen creer que el amor propio es lo que no es.

Por ejemplo, el amor propio es ir a la estética y hacernos una manicure o comprarnos algo “porque lo merecemos”. Tendrás un gran amor propio cuando alcances la mejor versión de tí mismo.

Una de las más grandes falacias y a la que le quiero poner un poquito más de atención es: “nadie te va a amar, sino te amas tu primero”. Es la mentira más grande y mejor vendida por mucho y la que hace más daño. Porque no importa si en este momento tú no sientes amarte o aceptarte, el amor que recibes y mereces no está condicionado ni es directamente proporcional. Siempre, siempre, habrá alguien que te ame aun cuando tú no te sientas capaz de ser amado.

El amor propio ha sido glorificado en la última década y muchísima gente lo persigue cada día de su vida, pero muchas de esas personas ni siquiera saben qué es lo que persiguen. ¿Cómo llegan a él?

Pero si todo esto que ya mencionamos no es el amor propio, ¿qué cosa sí lo es?

El amor propio es un ingrediente muy importante para gozar de bienestar psicológico y lo podemos definir como la aceptación de los sentimientos que tenemos por nosotros mismos, hacia nuestro físico, personalidad, carácter, actitudes y comportamientos en el aquí y el ahora. Significa cuidar nuestra mente, nuestro espíritu y nuestro cuerpo, y hacer lo necesario para poder estar en equilibrio y lo más sanos posibles en el momento que se está viviendo.

Es saber que hoy eres la mejor versión de tí, que no hay nada malo en quién eres el día de hoy (aun cuando haya cosas en las que quieras ser mejor), que no tienes que cambiar para ser aceptado o amado. Que si necesitas ayuda la pidas, si necesitas dormir lo hagas, si necesitas llorar te lo permitas, si necesitas ir al médico asistas.

El amor propio es aprender a decir No cuando quieras decir no. Es aprender a mirarte con paciencia, abrazar tu historia y conocer tu historia, tu luz y tu sombra.

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