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Estamos ya en el mes de la mujer; marzo, el mes morado y verde. Fechas en las que las calles se llenan de mujeres que marchan, caminan y levantan la voz en nombre del enojo que por generaciones hemos heredado.

Estamos ya en los días que tomamos las mujeres para gritar por nuestra libertad. Libertad que nos ha sido robada a lo largo de la historia por el sistema en el que vivimos, que nos recuerda día con día que no somos dueñas de nosotras mismas.

Un sistema que nos ha enseñado que “El peor enemigo de una mujer es otra mujer”, porque prefieren vernos gastar nuestra energía peleando entre nosotras que ganándonos el lugar en el mundo que por el simple hecho de existir nos debería pertenecer.

El 8 de marzo no es una fecha en la que se deba felicitar a la mujer por ser una “bella y delicada flor que alegra los días”. Esta fecha no es un festejo, es una conmemoración. Un homenaje a todas las mujeres que murieron defendiendo sus derechos laborales. No, no murieron. Fueron asesinadas. Fueron incendiadas. Fueron silenciadas.

Una mujer que grita, es un peligro para la sociedad patriarcal, porque es una mujer que ya no puede ser controlada. Cuando una mujer grita es porque ya no puede acumular más silencio, porque está muriendo por dentro lentamente.

Las marchas del Día de la Mujer son poderosas. Una manada de mujeres que hoy ya no quieren aguantar, ya no piensan tolerar y ya no serán objeto de nadie. Mujeres que no son enemigas entre ellas; sino del sistema, que sólo quieren la equidad. Los mismos derechos y oportunidades.

Los gritos al unísono “Tranquila hermana, ésta es tu manada” hace que todas las que están ahí reunidas sepan que no están solas y que “Si tocan a una, nos tocan a todas”.

El 8 de marzo no es una fecha para regalar flores, ni chocolates, ¿quieres hacer algo especial en ese día? Déjame llorar a mis muertas, desaparecidas, a mis hermanas violadas, abandonadas por el sistema de Justicia que no nos protege. No me felicites, sé un aliado de nuestra lucha y haz tu parte. Edúcate, interésate, reflexiona qué es lo que hace que las mujeres cercanas a tu vida sientan la necesidad de gritar.

No me hables de cómo deberían ser una “buena mujer”, reflexiona sobre los hechos que hoy provocan los gritos: “Ni una más, ni una más, ni una asesinada más”. Pregúntate cuántas mujeres hoy se sienten prisioneras en su propio hogar o cuántas han sido violentadas en la calle o en sus trabajos.

Este 8 de marzo de 2024, no me felicites, sólo déjame gritar.

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