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Hace unos días escuchaba a dos mujeres trabajadoras en una tienda de la ciudad, una le preguntaba a su compañera si había leído el libro que le entregó, la respuesta fue negativa, nuevamente la dama, que se encuentra visiblemente cautivada por el acto de leer, le comentó: “si no tienes tiempo, abre al azar el libro y lee esa página, cuando me siento mal eso es lo que hago, y pareciera que el libro me diera una respuesta a lo que estoy viviendo y termino sintiéndome mejor”.

Con esta anécdota recuerdo una frase de la escritora española Irene Vallejo, quien nos dice: “Somos seres sedientos de palabras. De las palabras que alivian, que extinguen el miedo, que calman. En todas las épocas hemos buscado en ellas la curación de nuestras turbulencias anímicas”. Y justo es el regalo envuelto en palabras que les compartimos a las y los jóvenes estudiantes, a través de los talleres de fomento a la lectura y escritura que imparte la Coordinación de Cultura y Promoción Editorial de la Secretaria de Educación del Gobierno del Estado de Yucatán (Segey).

El objetivo es acercarlos a la literatura, que se permitan explorarla, que sepan diferenciar la lectura académica de la lectura por placer, que cambien las creencias limitantes que tienen sobre el libro para que puedan darse el permiso de transformar sus pensamientos a través del acto lector. Con ellos compartimos experiencias personales, la manera en que llegó por primera vez un libro de literatura a nuestras manos, y en qué medida nuestras vidas han sido transformadas por el vicio de leer. Estas historias nos permiten generar conexión y empatía con las y los jóvenes, e invitan al diálogo de sus propias vivencias, de esta manera cocreamos la sesión, tal que sea beneficiosa para todas y todos los presentes.

Cientos de jóvenes comparten sus ideas, sus intereses y curiosidades lectoras, así como sus creaciones, ya que al final de la sesión los invito a una actividad proyectiva, mediante la que reflejan y actualizan la relación que tienen con la lectura.

Siempre hay un ángel que nos acerca a la lectura, nos dice el escritor mexicano Benito Taibo, es decir, alguien que en su existencia ha sido “tocado o tocada” por las letras -como nos dice Michele Petit-, es esa persona que tiene cierta urgencia por contagiar al otro, así como la historia del primer párrafo, esa necesidad de compartir con nuestra amiga, hija, hermana, sobrina, primo… como si hubiéramos descubierto un secreto que nos hace bien, que transforma, que te habla, te escucha, te comprende, te revela.

En este Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor la invitación no es únicamente a leer, sino a contagiar el virus lector -como nos dice el escritor Gabriel Zaid-, a entregar la herramienta, poner la semilla y acompañar en el proceso si es necesario. Regalar a nuestras niñas, niños y adolescentes el acto de leer, brindarles relatos, historias, cuentos, frases que se vuelven en un marco de referencia para soñar y construirse un futuro.

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