|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Despertar conciencias fue uno de los propósitos del pedagogo brasileño Paulo Freire, quien consideraba a la educación como el proceso de liberación de la población oprimida. Sabemos muy bien que la ignorancia y la precariedad del lenguaje juegan un papel importante en el dominio de las masas, de ahí que Freire dedicara una gran parte de su vida a enseñar una pedagogía revolucionaria que hoy en día se retoma con la Nueva Escuela Mexicana, regresando la esperanza a los pueblos marginados y desfavorecidos, así como a quienes hemos sido históricamente oprimidos.

La visión de Freire consistía en una educación liberadora que pretendía transformar al ser humano y con ello a la sociedad, sus postulados continúan incomodando hoy a los opresores, ya que significa la pérdida de control y sometimiento de los oprimidos. Los opresores son los únicos favorecidos de las conciencias dormidas.

Despertar la consciencia es llegar a lo que en Terapia Gestalt llamamos “el darse cuenta”, es expandir la mirada y los pensamientos para poder elaborar un juicio crítico del mundo interior y exterior, es tomar perspectiva de las circunstancias y llegar a reconocer la realidad como es y no como se idealiza sin fundamento, para después asumir la total responsabilidad de lo que a cada uno corresponde.

En la alfabetización liberadora y la lectura, Paulo Freire encontró un medio para movilizar los pensamientos de los oprimidos, él se oponía a la educación que se reducía a la transferencia de conocimientos, la cual denominó “educación bancaria”. Para que el pueblo despertara era necesario educar desde una perspectiva de pensamiento crítico y diálogo reflexivo que los llevara a la organización y acción trasformadora de las realidades injustas.

La búsqueda de una ciudadanía activa que defendiera sus derechos y demandara la impartición de justicia requería de una visión y educación crítica de la población, pues la voz silenciada de las personas sometidas –nombrada por el autor como una “cultura del silencio” – requería ser transformada a conciencias despiertas y una cultura liberadora, que consistía en brindarles el lenguaje que los llevara a desvelar su realidad oprimida.

Ese tipo de educación requiere de hombres y mujeres que asuman el papel de sujetos conscientes, abandonando el papel de objetos para alcanzarla transformación de la sociedad, de ahí que Freire considerara a los educadores como pilares fundamentales de la pedagogía liberadora, donde el acto de leer era una premisa indispensable para pronunciar la palabra.

Hoy en día, las palabras de Freire continúan movilizando pensamientos, llevándonos a cuestionar nuestras creencias, a resignificar nuestra visión y praxis ante al mundo, una invitación para comprender a la sociedad desde la dimensión histórica y social, dando lugar a la posibilidad de reconocernos como seres oprimidos, como analfabetas políticas, y una vez que eso suceda, dice Freire, ahí mismo se encuentran las semillas del despertar de la conciencia, que nos lleva a transformamos a nosotras mismas y con ello a la realidad.

La propuesta es abandonar la ingenuidad y liberarnos del sometimiento del opresor, para elegir la libertad y dar paso a la curiosidad, a la búsqueda constante de aprendizaje, a la creatividad, al fortalecimiento del lenguaje, a la reflexión crítica y constructiva de sí mismos y del mundo.

Lo más leído

skeleton





skeleton