El delicado equilibrio de nuestra biodiversidad

Aurora Álvarez de Vega: El delicado equilibrio de nuestra biodiversidad.

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La biodiversidad es algo increíble. Vivimos en la ignorancia de miles de detalles que hacen que nuestra vida y nuestro mundo funcionen. Todas las especies, todos los reinos, todas las razas, todos los elementos, todo está interrelacionado y necesitamos de cada una de las partes que lo conforman para que el delicado equilibrio en el que vivimos se mantenga.

La biodiversidad es como un organismo que marcha gracias al adecuado funcionamiento de los millones de elementos que lo conforman. De pronto, los hombres tenemos la tendencia de sentir que somos los reyes de la creación. Que no debemos preocuparnos por nada de lo que sucede porque todo gira alrededor de nosotros. Pero la verdad, las leyes de la naturaleza distan mucho de estar pendientes sólo del hombre, cada especie es importante y tiene su función, y cuanto más nos adentramos en estudiarla más nos damos cuenta de la fragilidad del equilibrio en el que vivimos.

A través de la historia, millones de especies se han extinguido. Es una ley de la naturaleza, las especies que no son capaces de adaptarse tienen que desaparecer. Pero el sistema de adaptación está diseñado para cambios paulatinos. El hombre, en su afán de conquista y con su sistema económico basado en el consumo, ha violentado estos cambios deforestando hábitats que tardaron millones de años en formarse en un periodo demasiado corto. Esto ha hecho que los cambios en el paisaje y el clima sean tan rápidos que casi ninguna especie puede hacer los ajustes necesarios para adaptarse.

Especies que habitan nuestro planeta desde hace millones de años hoy se encuentran en peligro inminente de extinción porque no pueden adaptarse tan rápido ni defenderse de un depredador insaciable como es el hombre.

Por ejemplo, la tortuga, que ha existido en el planeta desde hace 180 millones de años, hoy está cerca de extinguirse por la destrucción de su hábitat, el calentamiento de los mares y el desmedido consumo que el ser humano hace de ella. A pesar del aspecto fuerte y duro de su caparazón la tortuga es un ser muy frágil. Por cada mil huevos que son depositados en nidos sólo una llegará a su edad adulta.

Esta especie tiene que pasar por muchos obstáculos para su reproducción. Casi siempre regresa a anidar a los mismos lugares recorriendo en ocasiones grandes distancias desde el lugar en donde se alimenta hasta su zona de anidación. Es en estos lugares es en donde se ha podido observar el decrecimiento de la especie.

Por ejemplo, en una zona de anidación se observaron en 1947 aproximadamente 42 mil tortugas anidando, para 1980 sólo se pudieron ver 300 tortugas en el mismo lugar. Gracias a la protección que se ha hecho de la especie, poco a poco se ha ido recuperando, pero no lo suficiente.

Y uno podría pensar: qué importancia puede tener para mí la tortuga. Es un animal hermoso y milenario; quitando usarla como alimento, adorno y ecoturismo, no podemos verle mucha utilidad. Pero se ha comprobado que la disminución en el número de quelonios se traduce en una mayor cantidad de medusas porque al alimentarse de ellas mantiene en control su cantidad.

Un número mayor de medusas significa una drástica disminución de peces en las pesquerías, ya que las primeras se alimentan de larvas, causando un problema económico grande y una disminución de nuestras fuentes cotidianas de alimentación. La tortuga también se encarga de controlar el crecimiento de las algas viejas y con pocos nutrientes permitiendo el nacimiento de nuevas que sirven de alimento para los peces.

Aunque cada tortuga al anidar pone entre 100 y 200 huevos (lo que se traduce en millones depositados en las playas), muy pocas llegarán a nacer porque tienen muchos depredadores naturales, entre los que se incluyen las motos y vehículos que circulan por las playas. Ya que nacen, pocas logran llegar al mar porque se ven desorientadas por las luces de nuestros pueblos que las hacen ir en dirección contraria y morir atropelladas en nuestros caminos o sirven como alimento a las gaviotas y cangrejos que las esperan en la playa.

De las pocas que llegan al mar, cientos mueren antes de alcanzar los arrecifes en donde se pueden desarrollar y crecen. Al final el 97% de las tortugas que lograron nacer no llegan a la edad adulta de reproducción, y las que lo logran se ven amenazadas por la pesca desmedida, a pesar de la leyes que prohíben su captura y comercialización.

Mitos como el que sus huevos son afrodisíacos, y tradiciones como la de no comer carne de res en Cuaresma aumentan su consumo y disminuyen la población de por sí en serio peligro de extinsión.

Por eso, hagamos conciencia hoy, conocer una especie es aprender a respetarla. Saber qué utilidad tiene para nosotros nos permitirá protegerla como un acto propio de sobrevivencia

Cuidemos el equilibrio de nuestro ecosistema teniendo un consumo responsable, conozcamos nuestro entorno y aprendamos a respetarlo.

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