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Hay muchas cosas que deberíamos modificar de nuestro sistema de educación. Difícilmente podremos cambiarlo todo, en nuestro país se invierte poco en la educación, nuestros maestros salen de un sistema de elección deficiente que no motiva al mejoramiento y a la preparación.

Pero lo que podemos hacer es empezar a marcar tendencias, tal vez en las escuelas privadas y motivar en lo posible al sistema público para comenzar estos cambios importantes. Tal vez nos toca dar esta educación en nuestros hogares y no dejárselo al sistema educativo.

Uno de estos cambios es el comenzar a orientar la educación hacia una educación que incluya el conocimiento y manejo de la parte emocional. La inteligencia emocional es considerada básica en muchos países desarrollados. Esta inteligencia es la habilidad para tener conciencia de nuestras emociones y de las de las personas que nos rodean, pero no solo conocerlas sino también regularlas y aprovecharlas. Es decir, encontrar el relativo equilibrio que hay entre la impulsividad y la represión. Ninguno de estos extremos es aconsejable. No podemos solo seguir nuestros impulsos, ni tampoco basar nuestra vida en seguir ciegamente las reglas.

Las personas que logran conciencia y regulación emocionales tienen mejores condiciones para enfrentar los retos que la vida les presente. Si nuestros jóvenes y niños cuentan con inteligencia emocional será mas difícil que tengan problemas de drogadicción, comportamientos de riesgo o que realicen o sean victimas de bullying.

En las escuelas nos enseñan a resolver ecuaciones, en algunas a aprender de memoria fechas históricas o reglas gramaticales, pero en realidad muchos de los problemas que enfrentamos como adultos se derivan de las deficiencias que tenemos en educación emocional.

Si como adultos trabajamos en entender y controlar nuestras emociones y las de los demás, podremos dirigir y orientar a nuestras siguientes generaciones. Inseguridad, baja autoestima y comportamientos compulsivos son algunas de las muchas consecuencias de la falta de herramientas para gestionar nuestras emociones y por eso enfrentamos problemas como nuestra habilidad para adaptarnos al entorno. Tenemos que entrenar a nuestros jóvenes a dominar sus pensamientos y sus emociones.

Los jóvenes y adultos con inteligencia emocional tienen un mejor rendimiento, pueden cuidarse mejor a si mismos y a los que los rodean, tienen mas posibilidades de superar la adversidad y muchísima menos probabilidad de enredarse con comportamientos de alto riesgo como son el consumo de drogas y la violencia, les es mas fácil lidiar con la apatía y la depresión que son los grandes males de la época.

Nuestro comportamiento, nuestras reacciones, nuestras decisiones dependen de como nos sentimos, tenemos que mejorar nuestras habilidades para desarrollar emociones positivas y automotivarnos.

Es importante influir en el sistema educativo, pero mucho mas importante es entender la influencia de los padres y el hogar en la educación de nuestros hijos y mucho mas en la emocional. Entendiendo que tenemos que prepararnos, estudiar y desarrollar nosotros mismos estas habilidades para luego poder orientar a nuestros hijos y a nuestra comunidad.

Merecemos un mundo mejor y nuestros jóvenes merecen contar con estas herramientas que harán su vida y sus decisiones mas sencillas y les ayudarán a encontrar el éxito en el camino que decidan recorrer. No dejes esta educación emocional de tus hijos en manos de quien no conoces o no está preparado.

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