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En un cuento del psicólogo Jorge Bucay se habla del círculo del 99, y esto sirve para explicar la felicidad de algunas personas o el estrés en el que viven otras.

En un lejano país había un Rey que no lograba sentirse feliz. Este Rey tenía un sirviente que siempre estaba sonriendo y tarareando alegres melodías. Su rostro reflejaba siempre serenidad.

Un día, el Rey le preguntó ¿cuál es tu secreto? El sirviente no entendía, de qué secreto le hablaba el Rey. ¿Pero por qué siempre estás feliz? A lo que el sirviente respondía, “no entiendo majestad, no hay ningún secreto”, le dijo, “tengo esposa, hijos, tengo un trabajo y con éste gano suficiente dinero para vivir tranquilo, ¿cómo no estar feliz?”

Intrigado, el Rey siguió pensando al respecto y pregunto a diferentes personas del palacio, cómo explicaban que este sirviente siempre estuviera feliz. Pero nadie sabía darle la respuesta.

Un día, platicando con el más sabio de sus asesores, le preguntó si él sabía cuál podía ser el secreto del sirviente. A lo que el sabio respondió: es muy fácil majestad, sucede que él está fuera del círculo de 99.

¿Cómo que está fuera del círculo? ¿De qué círculo? ¿Y por qué estar dentro del círculo te hace infeliz? ¿Cómo es que salió del círculo?

No majestad, él en realidad nunca estuvo dentro del circulo de 99, una vez que uno entra es muy difícil salir.

Pues no entiendo, dijo el Rey.

El único problema es que para que entienda cual es el efecto del círculo de 99, tendríamos que hacer que el sirviente entrara a él y, pues, una vez que entre ya no podrá ser feliz de nuevo.

No importa, dijo el Rey, quiero entender, pero ¿Cómo lo harás entrar al círculo?, si él se da cuenta de que eso lo hace infeliz no entrará.

Desgraciadamente se dará cuenta, pero de todas formas entrará dijo el sabio.

Al día siguiente, el sabio dejó una bolsa en la puerta del sirviente para que la encontrara al salir. En ella había un letrero que decía, “este tesoro es para ti por ser un buen hombre”. Cuando el sirviente la encontró no podía creerlo, vacio la bolsa en la mesa de la cocina y comenzó a contar una por una las muchas monedas de oro que había en la bolsa. Contó 99 y pensó,” esto debe ser un error, 99 es un número extraño, debo haber perdido una moneda en el camino” regresó y buscó por todos lados, pero no encontró ninguna otra, volvió a contar las monedas pero siempre eran 99. “Seguro alguien me robó una moneda”, pensó, así que cuando salió de su cosa comenzó a ver a todos los que se encontraba en su camino de manera sospechosa, ya no sonreía ni saludaba y mucho menos cantaba.

Durante el día pensó “¿cuánto tiempo tendré que trabajar para juntar la moneda que me falta?, si trabajo nueve años gastando poco seguramente podre tener la moneda y ya serian mis 100 monedas de oro, ¿qué puedo vender de lo que tengo para poder juntar ese dinero más rápido?”

Y así pasaron los días, el sirviente entró al círculo del 99, ese círculo que te hace sentir incompleto aunque tengas muchas bendiciones en tu vida, ese círculo que te hace olvidar lo verdaderamente importante que es la familia, los amigos y tu propia paz y serenidad.

Hoy, muchos de nosotros estamos en ese círculo, vivimos nuestra vida sintiendo que está incompleta, que si trabajamos o nos esforzamos, que si no disfrutamos y no descansamos llegaremos a esa cifra que nos completará y nos permitirá vivir serenamente.

Qué pasaría si, de pronto, la sabiduría nos iluminara y nos enseñara que lo que tenemos es el 100% de lo que necesitamos. Que no hay que buscar nada, que no hay que vivir en esa trampa que nos hace empujar el carro de la insatisfacción cada mañana buscando la pieza que complete el rompecabezas que nos impide disfrutar nuestros tesoros tal y como son.

Esto no quiere decir que abandones tus objetivos, pero sí que vivas y trabajes contento del tesoro que ya tienes, y trabajando por cumplir tus sueños, pero sin perder la alegría y la serenidad que son nuestro mayor tesoro. El bienestar y las plenitudes tan dentro de nuestro corazón y esto debe estar presente a lo largo de toda nuestra vida.

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