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En la tradición oral yucateca hay un mito que alude a una especie de rapto que los aluxes hacen a ciertas personas. Pese a lo interesante y frecuente de los relatos, el registro y análisis de las versiones es escaso. Al respecto, Martín Chac Bacab documentó un hecho acaecido en Tzucacab y que publicó en el año 2006.

Don Alejandro Caamal, milpero de 80 años de edad, fue un jueves al monte para realizar su labor. Pero no regresó a su casa como siempre lo hacía. Cuando uno de sus hijos fue a buscarlo, solo encontró su triciclo en pleno monte. Los familiares notificaron a las autoridades del suceso y éstas emprendieron de inmediato la búsqueda de Alejandro en la que participaron policías, vecinos y parientes. Pese a toda esta actividad, no lo encontraron.

José Gómez Mena, comandante policiaco del grupo Cobras, comentó que después de 24 horas de incansable búsqueda y luego de revisar una vez más la zona en la que desapareció el campesino, los policías se sentaron a descansar un rato precisamente en el sitio donde Alejandro había dejado su triciclo. Allí estaban cuando de pronto el buscado anciano surgió lentamente del monte. Todos quedaron sorprendidos, pues salió del mismo lugar de donde había desaparecido, junto a su triciclo y sus útiles de labranza. Para mayor asombro, Alejandro no mostraba signos de cansancio, deshidratación o hambre. Como si nada hubiera pasado, se dispuso a montar su triciclo e irse; pero los agentes le preguntaron dónde había estado. El señor no hablaba, solo veía a todos también con sorpresa. Momentos después simplemente dijo que se perdió.

El comandante señaló que se trató de algo muy extraño, pues toda la noche y el día lo buscaron en dos kilómetros a la redonda y por ningún lado se le encontró. A pesar de que no se le veía cansado o deshidratado, un agente le ofreció agua, pero él dijo que no tenía sed ni hambre. Incluso insistía en irse con su triciclo porque se sentía bien. Sin embargo, para verificar su estado de salud se le llevó a un médico, quien confirmó que el campesino estaba en buenas condiciones físicas y solo le encontró algunas garrapatas en el abdomen.

Algunos vecinos comentaron que fue un hecho muy raro, pues una persona de esa edad perdida en el monte no aguantaría 24 horas sin agua ni comida. Se cree que este señor fue raptado y cuidado por los duendes del monte, pues otros individuos desaparecidos han acabado mal.

Miguel Ángel Barrera Cab, director de la policía en Tzucacab, coincidió en que el caso fue muy inaudito, ya que cuando una persona se pierde, por lo general, se le encuentra en otro lado. “No es común que regrese al mismo lugar, y mucho menos en buenas condiciones”, concluyó.

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