La cueva de los tiburones durmientes
Carlos Evia Cervantes: La cueva de los tiburones durmientes.
Décadas atrás existía la creencia de que los tiburones no dormían, pues si dejaban de moverse el agua ya no pasaría por sus branquias y morirían asfixiados. Sin embargo, una publicación reciente de Enrique Valdés García dice que fue un mexicano quien descubrió la verdad sobre el asunto.
Valdés afirma que Carlos García Castilla, un humilde pescador de cherna y langosta conoció todos los lugares subacuáticos de Isla Mujeres que eran ideales para la pesca. A mediados de la década de los años setenta descubrió una cueva submarina que frecuentaban tiburones de distintas especies. Se percató que los escualos entraban a esa caverna, pero no salían; cuando el pescador penetró a dicha cavidad los encontró durmiendo.
García quedó sumamente impresionado al ver este fenómeno y de inmediato se lo contó a su gran amigo, Ramón Bravo Prieto, quien, a juicio de Valdés, fue el mejor camarógrafo submarino en la historia de México. Ambos fueron de nuevo a la cueva y ese mismo día comenzaron a documentar este descubrimiento. Así surgió la “Cueva de los tiburones durmientes”.
El evento captó la atención de científicos internacionales como el Dr. Shelton Applegate y la doctora Eugenie Clark, integrantes del Scripps Institution of Oceanography de La Joya, California. Ellos acudieron a estudiar el fenómeno y concluyeron que los tiburones, por su posición estática frente a la corriente, permanecen inmóviles y prácticamente drogados, pues cuando e agua corría a través de sus branquias tomaban el oxígeno necesario para su proceso respiratorio. El agua salada del mar se mezclaba con el agua dulce proveniente de la Península de Yucatán, lo que les producía un efecto especial.
La noticia llegó a oídos del famoso oceanógrafo francés, el comandante Jacques Cousteau, quien exploró los siete mares a bordo de su famoso buque Calypso. También era un gran conocedor del mar Caribe y de los cenotes de la Península de Yucatán. Cousteau le pidió a su hijo Philippe contactar a Ramón Bravo para obtener más información respecto a este gran descubrimiento.
Cuando el equipo de filmación del francés llegó a Isla Mujeres, fue el propio Ramón Bravo quien lo condujo como guía y camarógrafo para que exploraran la citada cueva. Entonces filmaron el documental “Los tiburones durmientes de Yucatán” que le dio la vuelta al mundo.
Aunque en el documental de Cousteau se omitió el crédito a García Castilla como el descubridor de la “Cueva de los tiburones durmientes”, la comunidad de Isla Mujeres le rindió un homenaje después de su muerte en 2017, develando una placa alusiva al hecho y un monumento honrando su memoria.
Con una frase poética de Ramón Bravo: “Más allá de todas las cosas está el mar”, recordamos a Carlos García, Ramón Bravo y Jacques Cousteau, personajes que entregaron su vida entera a la investigación del mundo marino.