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El tema de los aluxes ha sido abordado por muchos autores y cada cual ha destacado los elementos que, a su consideración, cree importantes. Entre las mejores versiones de este mito que he revisado está la que escribió el antropólogo Santiago Domínguez Aké, oriundo de Muxupip, en el municipio de Motul.

Décadas atrás, el campesino que hacía su milpa utilizaba al alux como guardián de la misma. Se dice que este ser mitológico cuidaba el área de trabajo del campesino, pues asustaba a los ladrones y a toda persona que pasara o se detuviera a descansar cerca del lugar que cuida.

Se dice que el alux tiene su origen en una especie de muñeco de barro, el cual se remoja con miel; se le da la forma de un hombre pequeño y con el mismo material, le agregan su honda y su perro. Para darle vida al alux, el milpero ofrenda la bebida del saka’ en trece ocasiones. Dicha ofrenda debe hacerse en el centro de la milpa, donde también se pone al alux, debajo de una piedra. Esta actividad se efectúa los días martes y viernes, hasta completar las trece veces. El campesino no toma el saka’ ofrendado, sino que lo entierra debajo del altar donde se hizo el ritual. Luego le unta nueve gotas de su sangre en la boca del alux y en el hocico de su perrito para que ambos puedan cumplir su función de guardián.

Si alguien quiere entrar a robar en la milpa, apenas intente brincar el cerco, le silbarán y le tirarán piedras. Esto hará huir al intruso. Cuando el milpero termine de trabajar el terreno, debe destruir al alux, estrellándolo contra una piedra. De esta manera, el área se puede volver a trabajar libremente, porque ya no tendría guardián. Pero si no lo hace, cuando otro hombre empiece a trabajar el terreno, el alux comenzará a chiflar o a tirarle pedradas al campesino. Para calmarlo, el campesino deberá hacer su ofrenda de la bebida saka’, procurando invocar al alux en el momento de hacer el ritual.

En caso de que el campesino se quiera librar definitivamente del alux, es necesario que encuentre el lugar donde está escondido el muñeco de barro y lo destruya. Esto se debe hacer exactamente a las doce horas del día, ya que en ese momento el alux duerme.

Cada día son menos los milperos que utilizan al alux como guardián de sus milpas. Los jóvenes actuales no están muy interesados en recibir los conocimientos de los antiguos campesinos. Conforme van muriendo los milperos antiguos, el uso de el alux disminuye.

Los relatos que escuchamos frecuentemente de que el alux asusta a la gente con sus travesuras y que causa muchos males, es porque sólo cumple con la función para la que fue creado, concluye Domínguez Aké.

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