Diversión bajo la tierra: el cenote Villa María

Carlos Evia Cervantes: Diversión bajo la tierra: el cenote Villa María.

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El entretenimiento bajo la tierra no está necesariamente asociado al ambiente nocturno y bohemio. La diversión en los cenotes es parte de la vida cotidiana de los yucatecos, especialmente en las épocas de calor. En una bella casa quinta ubicada en la calle 27 No. 202 entre 20 y 22, de la colonia García Ginerés, hay un cenote muy bien atendido por una congregación religiosa denominada Misioneras de María Inmaculada.

El Grupo Espeleológico Ajau llegó a este lugar en marzo de 1999 y fue la madre superiora, maestra Irma González Sosa, quien nos recibió. Dijo que la congregación estaba formada por 36 mujeres: enfermeras, maestras, secretarias, ingenieras y trabajadoras sociales. Todas ellas profesionistas.

La congregación ocupa el predio desde hace 40 años y se sabe que la casa fue construida por la familia Cámara en 1899. Después el edificio cambió de dueño varias veces; entre otros, fue propietario Bartolomé García Correa, ex gobernador del Estado de Yucatán. El inmueble tuvo tres nombres anteriores: La quinta Florida, Los Flamboyanes y Hollywood. Cuando el predio fue adquirido por la orden religiosa le pusieron el actual nombre: Villa María. La maestra Irma nos dijo que este cenote se descubrió cuando los trabajadores estaban cavando el pozo y este se desfondó. También nos confirmó que toda la infraestructura para bajar al cenote, escaleras, barandales y piso de cemento, ya existían cuando ellas ocuparon el lugar.

Gracias a la iluminación del interior, las hermanas se pueden bañar tanto de día como de noche. Ocasionalmente es autorizada la entrada a visitantes locales, de otros estados mexicanos, e incluso de otros países. Turistas, escolares y sacerdotes han conocido este recinto, aunque la maestra González Sosa destacó que los alumnos del colegio Genaro Rodríguez Correa son los que “por ley vienen”. Sin embargo, para que alguna persona o grupo pueda entrar al cenote tiene que aceptar la supervisión de una hermana de la congregación y así evitar que los visitantes incurran en conductas inapropiadas.

En la entrada de la cavidad hay una imagen de la Virgen de Guadalupe. El agua del cenote es utilizada para todos los servicios que requiere el inmueble. Para mayor certeza de la calidad del agua, cada tres o seis meses el personal de la Secretaría de Salubridad realiza análisis que verifican el estado del cenote y el resultado es que siempre está limpio. El Grupo Ajau pudo constatar que el cuerpo de agua conserva elementos de su fauna local como el bagre. Al respecto, han venido científicos de Estados Unidos y México y se llevaron ejemplares de estos peces para estudiarlos.

Algunos años atrás el Ayuntamiento de Mérida organizaba visitas didácticas que permitían al público en general comprender la importancia de los cenotes en la ciudad de Mérida y la necesidad de cuidarlos. Ojalá se recupere esta actividad. 

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