El perro negro de Coahuila
Carlos Evia Cervantes: El perro negro de Coahuila.
En los inicios del periodo colonial se cree que la cosmovisión de los pueblos originarios influyó en las creencias de los conquistadores y viceversa. Pudieron haber surgido toda clase de mitos producto de ambas culturas. Jorge Rodríguez Galicia publicó un relato mitológico que se enmarca en los tiempos de la fundación de Coahuila, en 1577, y lo ubica en la provincia de Nueva Vizcaya, en el área que hoy ocupan Durango, Chihuahua, Sonora, Sinaloa y parte de Coahuila.
Se cuenta que en las calles de un pueblo de lo que hoy es Coahuila, se aparecía un perro negro pavoroso, pues tenía los ojos muy grandes y rojos por lo que algunos habitantes pensaron que venía directamente del infierno.
Cierta tarde cayó una fuerte lluvia y mucha gente corrió a refugiarse en la iglesia de aquel poblado. Cuando la tormenta se disipó, las personas fueron abandonando el recinto. En pocos minutos quedaron sólo dos lugareños, quienes rezaban de rodillas, pero interrumpieron sus oraciones en cuanto se percataron de la presencia del perro negro. El animal se acercó a ellos, pero quiso la suerte que, en ese momento, entrara otro individuo al templo y el perro se dirigió a él, le dio una feroz mordida en la pierna y se alejó del lugar.
Los tres testigos del incidente se dirigieron al Santo Oficio y ahí rindieron testimonio de lo acontecido. Declararon que el animal era un ser demoníaco, posiblemente la materialización del propio Satanás. Para dar prueba de ello, la persona atacada por el animal mostró su terrible herida, que empezaba a ponerse negra. Como es de suponerse, todo el pueblo se enteró del extraño suceso. Acto seguido una parte de la población comenzó la búsqueda del perro diabólico para darle muerte. Sin embargo, nadie lo pudo encontrar y esto acentuó el miedo de la gente.
Se dice que durante varios años nadie más supo del perro infernal; pero una noche, un hombre que caminaba hacia su casa le pareció ver algo extraño en la oscuridad. Era el perro negro que corría hacia él y se dio cuenta que sus ojos rojos brillaban intensamente. Creyó que le había llegado la muerte. Pese a que estaba muy asustado, esquivó el ataque del animal y afortunadamente éste desapareció entre las sombras de manera inexplicable.
Actualmente, la gente del pueblo cuenta que algunas noches el perro negro ronda las calles de manera siniestra en busca de posibles víctimas para arrancarles la vida con sus filosos colmillos y llevarse su alma al reino de las sombras eternas.
Como era de esperarse, han aparecido nuevas versiones en otras poblaciones de Coahuila como Villa Hidalgo y hasta en la misma capital del Estado. También hay relatos similares en otros estados de la República Mexicana como en los casos de Chiapas, Guerrero y Veracruz.