San Francisco de Asís y las grutas (I)

Carlos Evia Cervantes: San Francisco de Asís y las grutas (I).

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Para entender cabalmente los méritos de este gran personaje hay que mencionar cómo fue su vida antes de tomar el camino de la fe. De acuerdo con Agostino Ghilardi, San Francisco nació en Asís, Italia, en 1182. Su padre, Pedro Bernardone, era un rico mercader con un fuerte carácter. Viajaba por Italia y Francia comerciando lana especialmente. Era un bello modo de vivir que reunía a los que tenían mucho dinero. El joven Francisco era refinado, brillante y alegre; tanto que a menudo era nombrado “rey de la fiesta”.

Entre las actividades juveniles estaba ir a combatir con los reinos vecinos por distintas causas. Cierto día, Francisco se alistó en uno de esos ejércitos y partió hacia las batallas. Pero al segundo día de marcha una misteriosa voz le ordenó que volviera a su tierra, pues algo importante tenía que hacer. El espíritu de Cristo iba avasallando su corazón como un impulso dominante.

No le importó las críticas de sus conciudadanos ni de su padre. Dejó de interesarle la alegre compañía de sus adinerados amigos. Días después, la misma voz misteriosa le ordenó que reparara la iglesia. Francisco entendió que se refería a San Damián, en las cercanías de Asís y así lo empezó a hacer. Pero como tal reparación requería dinero vendió un rollo de paño escarlata de la tienda de su padre. Luego se fue a vivir en la mencionada iglesia adonde su furioso padre lo fue a buscar. Logró evadirlo y según Emilia Pardo Bazán, salió de la iglesia y se fue a esconder a una gruta cercana donde estuvo algún tiempo.

Poco después, continúa Ghilardi, decidió enfrentar a su padre, quien le reclamaba sus actos. En un tribunal público Francisco se deslindó de su progenitor y para librarse de las acusaciones le devolvió todas sus pertenencias incluida la ropa que traía puesta. El obispo lo cubrió con una manta y todos se retiraron. Salió De Asís y se enfiló hacia los bosques para entregarse a la meditación, en las grutas. Cerca de un año vivió solo y en contemplación de Dios.

Al principio, Francisco no tenía intención de crear un movimiento o de fundar una orden religiosa; su único deseo era vivir según la Regla del Evangelio. Sus primeros compañeros fueron atraídos por su ejemplo, iluminados por su ideal. Su vida parecía la de un asceta nómada. San Francisco recorrió la región de Umbría, en la parte central de Italia. A finales del siglo XII y principios del XIII vivió muchas etapas importantes de su misión y para el caso ocupó las siguientes grutas: Las Cárceles, sobre el monte de Asís; Las Celdas de Cortona, las cuevas de Narni, Satiano y Cetona en Chiusi; Greccio, Fonte Colombo, Poggio Bustone y la Foresta en el valle del Rieti, concluye Ghilardi. (Continuará).

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