Las catacumbas romanas
Carlos Evia Cervantes: Las catacumbas romanas.
Bajo la ciudad eterna, Roma, existe un espacio sorprendente conformado por galerías subterráneas con una larga historia. Según las investigaciones más recientes, se afirma que estos conductos fueron construidos para desempeñar la función de cementerios. Así lo afirma Jesús Álvarez, historiador experto en el tema.
Él explica que cuando los camposantos romanos a cielo abierto ya estaban saturados, se implementaron fuera de la ciudad áreas sepulcrales bajo la tierra. Esto fue posible en las regiones donde el subsuelo estaba compuesto por un material llamado tufo, que es muy fácil de excavar. Así fueron los casos de Roma, Nápoles, Siracusa y el norte de África.
A partir del siglo II en adelante, se hicieron, fuera de los muros de la ciudad, muchas catacumbas para dar sepultura especialmente a los cristianos. El proceso de construcción formó un laberinto de estrechos pasajes subterráneos, en cuyas paredes se excavaron los sepulcros. Se sabe que en estos conductos hay unas 750,000 tumbas distribuidas en los 170 kilómetros que tienen en total estas galerías.
En la actualidad cinco de esas catacumbas están abiertas al turismo. Entre las principales está la de San Calixto que tiene una red de 20 kilómetros de túneles. En este lugar se albergan las tumbas de 16 pontífices y decenas de mártires cristianos. Debajo del Vaticano hay otros subterráneos y en una de sus tumbas yacen los restos de San Pedro.
Alrededor del siglo VI hubo mucha inestabilidad social que provocó inseguridad y la gente evitaba salir más allá de los muros de la ciudad. Entonces las visitas a las catacumbas se hicieron cada vez más escasas, sobre todo cuando se generalizó la costumbre de enterrar a los difuntos dentro de la ciudad, incluso en el interior de las iglesias o en cementerios circundantes a las mismas. Desde esa época se inició la decadencia progresiva de las catacumbas hasta el punto de que algunos siglos después desapareció el recuerdo de las mismas.
Sin embargo, a partir del siglo XVI, las catacumbas se convirtieron en lugares de peregrinación y durante estas últimas décadas han llegado a Roma millones cristianos y no cristianos de todo el mundo para visitarlas, ya sea por motivos religiosos o simplemente turísticos. Tan sólo la tumba de Juan Pablo II recibe 12,000 visitantes diariamente. Hoy día recorrer esas galerías famosas es una actividad casi obligada y una experiencia inolvidable.
Como otros subterráneos, al paso del tiempo, los de Roma fueron cambiando de uso, para adaptarse a diversos fines de acuerdo con los procesos sociales que se presentaron en la historia de la ciudad. La existencia de estas catacumbas en Roma y en otras ciudades europeas, demuestra que las sociedades humanas no sólo han utilizado las cuevas naturales, sino que también han requerido disponer de espacios subterráneos artificiales para atender sus necesidades propias del desarrollo económico y social.