El hombre que se convirtió en zopilote

Carlos Evia Cervantes: El hombre que se convirtió en zopilote.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

A Lucio no le gustaba trabajar. Sus padres lo casaron con María, una mujer bonita, para que se sintiera con la obligación de mantenerla. Su progenitor le regaló un terreno y esperaba que con las ganancias de su cultivo, mantuviera a su esposa. Así lo escribió Fabio Morabito.

Lucio salía todos los días supuestamente a trabajar. Por órdenes de sus suegros, María le llevaba su comida al mediodía. En una ocasión, cuando llegó a la milpa, el joven estaba durmiendo bajo un árbol. La esposa lo regañó, pero de nada sirvió porque al otro día sucedió lo mismo. Ella lo acusó con sus padres y le dieron una tanda de chicotazos. Tampoco funcionó el castigo.

Más adelante, Lucio vio un zopilote que estaba volando cerca y lo llamó. Éste bajó y le preguntó al hombre porqué estaba siempre echado bajo el árbol. El muchacho le dijo que no le gustaba trabajar y agregó: “Yo quisiera ser como tú, que te la pasas volando”. Entonces el zopilote le propuso que se cambiaran de ropa. El hombre sería el zopilote y viceversa. Al joven le pareció muy buena idea y aceptó. Mientras se cambiaban de ropa el zopilote le explicó que debería buscar y comer animales muertos. Para conseguirlo tendría que estar alerta y cuando encontrara algo, debía rondarlo tres veces antes de bajar debido a los posibles peligros. Luego el hombre se fue volando y el zopilote fue a trabajar la tierra.

Más tarde, María llegó con la comida, se sorprendió al ver todo el trabajo que Lucio había hecho, se puso contenta y fueron a su hogar. Esa noche ella percibió el olor desagradable que él despedía, pero calló. Al otro día, cuando el zopilote regresó al campo a trabajar, se dio cuenta de que el hombre sobrevolaba la milpa, quizá porque no encontraba qué comer. El zopilote le dijo que tenía que alejarse para encontrar su alimento. Le recordó que debía rondarlo tres veces antes de bajar a comerlo.

Pasado un tiempo, María no aguantó las ganas de preguntarle a su esposo porqué olía tan feo y el ave le dijo la verdad. Le contó que era un zopilote que había intercambiado el lugar de su esposo. A la mujer no le quedó remedio que aceptar el cambio, puesto que su marido lo había querido así. Además, ahora tenía a un esposo que trabajaba duro.

Un día, el hombre convertido en zopilote, vio una columna de humo y pensó que eran los vapores de un cadáver. Pero era el fuego que los campesinos hacen en sus terrenos de cultivo. Se lanzó en picada y allí murió quemado.

El autor no señaló el lugar donde obtuvo este relato, pero a través de un cotejo con otras fuentes se pudo establecer que fue recopilado en Amatitla, Veracruz.

Lo más leído

skeleton





skeleton