Las cuevas del río Pinturas (y III)

Carlos Evia Cervantes: Las cuevas del río Pinturas (y III)

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En las dos entregas anteriores se ha hecho referencia a los grupos humanos prehistóricos que vivieron en el cañón del río Pinturas y las dos hipótesis sobre el origen del arte rupestre en sus cuevas. Todo esto fue publicado por Diego Rueda.

En la tercera hipótesis de origen del citado arte, Rueda enuncia una causa más simple y refiere que pintar las manos en las cuevas se debe interpretar como una manera de decir: “Yo estoy aquí”. Indica que es como expresar autoafirmación de la presencia. Rueda señala que las imágenes de las manos se encuentran también en el arte prehistórico europeo y australiano.

En otras áreas de las cuevas del río Pinturas hay diseños complejos, a veces en formas circulares, de espiral, superposiciones de triángulos y laberintos. Rueda dice que estas imágenes representan el camino que los espíritus de los muertos, o de los chamanes, siguen hacia su destino a ultratumba.

El autor afirma que el conocimiento sobre la vida en aquellos tiempos sería más rico y preciso si los descendientes directos de los habitantes prehistóricos estuvieran con nosotros para hablarnos de su historia y cultura, aunque reconoce la valiosa aportación de tehuelches actuales. Lamentablemente, la conquista colonizadora europea de la Patagonia, las epidemias, las campañas militares y la dominación religiosa afectaron a esta etnia austral antaño dominante. Ahora sólo queda su arte, y sus indescifrables expresiones, a lo que se suman las escasas crónicas de viajeros de fines del siglo XIX.

Recientemente surge en el hemisferio una nueva concepción americanista con la necesidad de establecer una conciencia coherente de pasado cultural, propia del continente y señala que la historia o el arte no se inician con la colonización. Muchos ciudadanos de alta escolaridad y gente común, aún ignoran la riqueza milenaria de las culturas originarias. Desconocen también que las manifestaciones gráficas de este período, que se extiende desde que la humanidad comenzó a dibujar hasta que desarrolló una escritura, se consideran arte prehistórico. El arte de las cuevas del río Pinturas es una evidencia silenciosa de ese pasado. En muchos frisos, paredones, rocas y picaderos de flechas, permanecen imperecederos como fiel espejo de la flora, fauna y horizontes inalcanzables que aún siguen vivos en la Patagonia, concluye Diego Rueda.

Gracias a los avances de las ciencias, hoy se tienen nuevas hipótesis sobre la interpretación del arte rupestre. Sin embargo, siempre existe la polémica entre los investigadores del tema. Esto se debe a una insalvable dificultad: aquellos humanos que plasmaron sus dibujos vivieron una realidad que hoy nos queda muy lejana. Se supone que esa realidad fue capturada por los habitantes prehistóricos y convertida en símbolos que luego plasmaron en sus imágenes y que hoy denominamos arte rupestre. ¿Qué certeza puede tener la interpretación actual sobre lo que aconteció hace miles de años?

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