Porque las mujeres no entraban a las cuevas de Yucatán
Mitos y cavernas, columna de Carlos Evia Cervantes: Porque las mujeres no entraban a las cuevas de Yucatán
En cierta ocasión quisimos ingresar a una caverna ubicada en el área central de Yucatán y los campesinos nos dijeron que los varones si podíamos entrar pero las muchachas no, porque contaminaban la cueva. En otro momento de nuestros recorridos nos dijeron que las mujeres no podían participar el ritual Chaachak. Debido a estas dos situaciones surgió la incógnita ¿por qué en muchas comunidades mayas se decía que las mujeres no debían entrar a las cuevas o participar en el Chaachak?
Con base a un análisis antropológico de la información recabada en campo presento la siguiente hipótesis.
En la prehistoria se dio una división natural del trabajo. Los hombres iban a la cacería de las bestias que servían de alimento y las mujeres se quedaban al cuidado de los niños y a la recolección de frutos. Es muy importante subrayar que la atención a los niños fue una actividad fundamental para la preservación de la especie.
Al paso de los siglos surgió la agricultura en casi todas partes del mundo. Los hombres iban a trabajar prioritariamente en los campos de cultivo y continuaron practicando la cacería. Las mujeres siguieron al cuidado de la familia, atendían de los animales domésticos y otras labores afines.
En Mesoamérica los pueblos originarios fueron básicamente agricultores y desarrollaron procesos técnicos eficaces para obtener buenas cosechas. Pero las milpas se veían afectadas por las variaciones climáticas de un año a otro. Esto generaba mucha incertidumbre entre los milperos. Entonces surgieron los rituales agrícolas para cubrir simbólicamente los aspectos aleatorios que pudieran influir en los buenos resultados de los cultivos. En el caso de Yucatán se hacían los rituales conocidoscomo Chaachak, Waaji Kool y Jets’lu’um. Los rituales estaban asociados a la milpa y por tanto, eran una labor enteramente masculina.
Por razón de espacio, solo haré referencia al Chaachak. En este ritual los hombres entraban a una cueva que tuviera agua y tomaban la suficiente para preparar los alimentos que servían de ofrenda al dios Chaak. Ese era el Sujuy Ja’ o agua virgen. Al salir, el jmeen y sus acompañantes preparaban la comida. Las mujeres a una distancia prudente elaboraban las tortillas.
Entonces, entrar a la cueva y la participación en el ritual, que estaban evidentemente vinculados a la milpa,
solo lo podían hacer los hombres. De esta manera y con base a estas prácticas culturales se generó la creencia de que las mujeres no debían entrar a las cuevas.
Paulatinamente, la actividad milpera disminuyó notablemente, al igual que los rituales. Las mujeres empezaron a entrar a las cuevas por diversas razones: visitas escolares, como exploradoras o científicas, y por supuesto el turismo masivo que incluyó a las damas. En la actualidad las mujeres pueden entrar sin problema a casi todas las cavernas de Yucatán.