Las cuevas de Bécal

Mitos y cavernas, columna de Carlos Evia Cervantes: Las cuevas de Bécal.

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Una característica que distingue a Bécal es el espacio peculiar en donde se desarrolla la actividad artesanal, es decir, las cuevas artificiales excavadas directamente de la roca. Así lo publicó Héctor Hernández Álvarez. Bécal es una villa de artesanos ubicada en el extremo norte del Estado de Campeche. La gran mayoría de los habitantes de la villa son personas consideradas descendientes de los mayas que se asentaron en la península de Yucatán.

Aunque no se conoce el origen exacto de la actividad artesanal en Bécal, si se puede establecer que se trata de una labor desempeñada desde la época de los mayas del Período Clásico, según prueban los datos arqueológicos.

Además, del fundamental cultivo de la milpa de las comunidades agrícolas tradicionales, en Bécal existe un elemento que reviste de mayor importancia para la economía de la población: la producción de artículos de palma de huano y jipi, que constituyen la principal fuente de comercio y obtención de recursos para la comunidad. Para los actuales artesanos de Bécal es de suma importancia contar con una cueva que le permita realizar el tejido de huano y jipi. Gracias a las propiedades de frescura y humedad de las cavidades, la materia prima se mantiene flexible y por consiguiente manejable.

Hernández dice que en la comunidad de Bécal existen aproximadamente 2,000 cuevas que sirven o han servido como talleres domésticos a los artesanos.

Después hace una estimación muy interesante sobre el tema: dice que un 70 % de las personas dedicadas a la artesanía son mujeres lo que da relevancia al trabajo que desempeñan para la comunidad artesanal y principalmente para la economía familiar.

El uso del huano para la confección de sombreros y otras artesanías se puede observar también en los municipios de Maxcanú, Halachó, Calkiní, incluso en Ticul.

No obstante, los habitantes de Bécal están seguros de que fueron algunos de sus coterráneos, impulsados por el gobierno, quienes emprendieron los primeros viajes hacia las comunidades de la península con el propósito de enseñar su arte a otras poblaciones cercanas y verificar que contaran con las condiciones para una empresa de este tipo.

Héctor Hernández describe una cueva de la siguiente manera: son cavidades excavadas en la piedra caliza, cuya profundidad aproximada es de tres metros y medio, tiene una pequeña entrada y una rústica escalinata que permite el acceso al interior.

Se les construye un brocal de mampostería que rodea la entrada para impedir el paso del agua en época de lluvias.

El autor señala que el espacio subterráneo donde se hace el tejido se vuelve un lugar cotidiano donde se aprecia la vida de la comunidad artesanal, un sitio donde se expresan los problemas, las alegrías y esperanza de un pueblo que sobrevive a partir de un valioso legado cultural que han heredado de sus antepasados.

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