Cuando la literatura te salva de las pesadillas

Carlos López: Cuando la literatura te salva de las pesadillas.

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Entre los sobrevivientes de una guerra hay
dos grupos de seres: los que se salvaron de
morir y los que volvieron a la vida.
Camino de hormigas

Miguel Huezo Mixco es un escritor salvadoreño que nació a inicio de la década de los 50 del siglo pasado, en San Salvador. Miguel es compañero generacional de Horacio Castellano Moya, quien, junto con Roger Lindo y Roberto Rodríguez, fundaron una revista independiente llamada “El Papo”, en la década de los 70. Leer a Huezo Mixco y Castellano Moya es fundamental para entender la realidad pasada y actual de El Salvador.

Sin embargo, en esta columna, me ocuparé de Miguel Huezo, ya que es un escritor particular, debido a que durante la Guerra Civil salvadoreña (1980-1992), fue un guerrillero que estuvo en el frente de batalla durante tiempo que duró el conflicto armado. En ese sentido, ya siendo escritor, decidió involucrarse en la guerrilla. En aquella época, en América Latina, era común que los intelectuales decidieran entrar en los movimientos guerrilleros.

Huezo Mixco, además de poeta y ensayista, en los últimos años, ha incursionado en la novela, en la que ha escrito una trilogía narrativa: “Camino de hormigas” (Alfaguara, 2014); “La casa de Moravia” (Alfaguara, 2017), y “Días del Olimpo” (Alfaguara, 2019).

La primera novela, “Camino de hormigas”, es un relato en el que, a través de un personaje anónimo, un ex guerrillero que emigró a los Estados Unidos, va contándole a un amigo, que también vive en el norte, mediante una relación epistolar, los recuerdos dolorosos y alegres que tuvo en el frente de guerra durante el conflicto armado: la relación afectiva que tuvo con una extranjera que fue enfermera en las regiones donde operó la guerrilla; los deseos como el escuchar música, comer en un restaurante, dormir en una cama, mismos que nacían en el guerrillero en medio de un enfrentamiento militar, o durante los varios días de caminata en la montaña; las acusaciones de machismo por parte de algunas compañeras; un romance prohibido que tuvo con la mujer de un compañero guerrillero; el sacrificio y el martirio que le exigía el movimiento insurgente a los guerrilleros, pero los recuerdos que siempre eran constantes eran los relacionados con la naturaleza: “del rudo perfil de una montaña, el silbido del viento golpeando el rostro, o una noche donde una estrella tirita en medio de las luces de navegación de los aviones”.

Este libro es el testimonio de lo que significó ser guerrillero en una de las luchas civiles más violentas que tuvo El Salvador y que Huezo Mixco transforma en literatura. Los recuerdos que el escritor conserva de la Guerra Civil salvadoreña son tan desgarradores que en la noche necesita tomarse una pastilla de Rivotril para que los fantasmas no se despierten durante su sueño.

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