Un filósofo que transformó el mundo

Carlos López: Un filósofo que transformó el mundo.

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“La figura del mundo” (Random House, 2023) es el último libro publicado por Juan Villoro. Juan abre con la pregunta, ¿si los intelectuales deberían tener hijos?, ya que, por vivir en el mundo de las ideas, en ocasiones, son malos padres o madres, y les es difícil crear un vínculo emocional con los hijos. Y eso trae como resultado hijos con problemas mentales, con adicciones, o con odio y rencor hacia sus progenitores.

La pregunta inicial que se hace Juan, es válida, porque él fue hijo de uno de los últimos grandes filósofos que tuvo México, y vivió directamente lo que es ser hijo de un hombre dedicado a pensar, es decir, que habitó en el mundo de las ideas. Juan no juzga a su padre y tampoco revela confidencias de su vida, sino que acepta que su padre “fue contradictorio, como todos los que no son santos, y esas contradicciones valieron la pena de ser vividas” (P. 18).

Luis Villoro Toranzo, nacido en Barcelona, España, desde temprana edad tuvo una educación jesuita en el internado belga Saint Paul, y cuando estudió filosofía en la UNAM formó parte del grupo Hiperion, el movimiento filosófico más importante que México tuvo a mediados del siglo pasado, dedicado a discutir sobre el ser del mexicano. Asimismo, fue alumno y discípulo del profesor del exilio español, José Gaos.

“La figura del mundo” es el relato que el hijo construye en relación al padre. Las experiencias que Juan vivió con su papá. Por ejemplo, durante los Juegos Olímpicos del 68, celebrados en México, en que Luis lleva a Juan a mirar a la gimnasta rusa Natasha Kuchinskaya mientras el padre corría el peligro de ser detenido, luego de la represión militar contra el movimiento estudiantil efectuada el 2 de octubre.

Otra actividad importante es cuando su padre lo llevó a su primer partido de futbol, y de ese instante se le relevó que el futbol sería un deporte que lo marcaría de por vida, y que se tejería entre padre e hijo un ritual amoroso: “En 1963 me llevó a un partido entre el Oro, campeón de Liga en México, y el Valencia, campeón de Copa en España, que terminó 4-1 en favor del equipo que representaba a los joyeros de Jalisco. A partir de ese momento supo que había encontrado una actividad ideal para compartir horas con su hijo” (P. 84).

Pero un hecho que marcaría de por vida al filósofo catalán fue la relación que construyó con el EZLN. Desde sus primeros trabajos filosóficos, Luis había reflexionado sobre el mundo indígena. Fue así que el zapatismo lo incorporó en sus filas como comandante y fue durante muchos años un asesor del movimiento insurgente. La educación jesuita que Luis recibió desde niño en el internado Saint Paul en Bélgica, determinó sus convicciones políticas de izquierda. Y no era para menos, grandes revolucionarios latinoamericanos como Simón Bolívar, Fidel Castro y el Subcomandante Marcos también fueron educados en colegios jesuitas.

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