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Alguna vez la humanidad se sintió parte del mar, pero parece olvidarlo. Diplomáticos de todo el mundo fracasaron en alcanzar un acuerdo para un tratado de Naciones Unidas para proteger la vida en altamar, luego de que la quinta ronda de conversaciones terminó en punto muerto.

Las negociaciones celebradas en la sede de la ONU en Nueva York se suspendieron, luego de dos semanas de conversaciones que los ambientalistas esperaban cerraran la brecha en las medidas internacionales de protección.

El tratado propuesto establecía normas por la biodiversidad en dos tercios de las áreas oceánicas que están fuera de las jurisdicciones nacionales. Menos del 1% de las zonas de alta mar están protegidas sin necesidad de un nuevo tratado y “los focos de protección marina no son suficientes”, alertó Maxine Burkett, subsecretaria de EU.

El objetivo global es reservar el 30% del área oceánica como algún tipo de santuario. La salud de los océanos también es clave para combatir el cambio climático porque más del 90% del exceso de calor es absorbido por los mares. Las olas de calor marinas son cada vez más largas y frecuentes, advirtió un despacho de The Associate Press.

“El océano no puede permitirse más retrasos”, afirmó Burkett. En el Caribe –tan cotizado para los turisteros-, “nuestros medios de subsistencia dependen directamente de la salud del océano”, advirtió Janine Felson, embajadora de Belice ante la ONU.

Las conversaciones se centraron en cómo compartir los beneficios de la vida marina, establecer zonas protegidas, prevenir los daños causados por la actividad humana y ayudar a los países pobres a obtener conocimientos y medios para la exploración oceánica. Los activistas se mostraron decepcionados ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo, pero apuntaron que el diálogo generó algunos avances.

“Rusia ha sido también un obstáculo clave en las negociaciones, negándose a participar en el propio proceso del tratado o intentando llegar a un compromiso con la Unión Europea y muchos otros estados en una amplia gama de cuestiones”, denunció Greenpeace.

Todo parece ser más importante, menos de dónde venimos y a dónde vamos. Las conversaciones se reanudarán en 2023, a menos que se convoque una sesión especial de emergencia antes de que termine 2022.

Estrellita: una cría de delfín del Irrawaddy, enferma y demasiado débil para nadar, se estaba ahogando en un charco formado por la marea en la costa de Tailandia cuando la encontraron unos pescadores. Después de un mes, está mejorando. Ya puede nadar y no muestra signos de infección. “Paradon” necesitará atención a largo plazo, quizás por un año, hasta que se destete y pueda cazar su propia comida. Considerada una especie vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, se encuentran en aguas costeras poco profundas del sur y el sureste de Asia y en tres ríos en Myanmar, Camboya e Indonesia. Su supervivencia está amenazada por la pérdida de su hábitat, la contaminación y la pesca ilegal. Los responsables del centro de investigación marina que la cuida ahora creen que en la costa oriental del país, en la frontera con Camboya, quedan alrededor de 400 ejemplares de la especie y trabajan para salvarlos.

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