Fabricación de mentiras

Cesia S. Rodríguez Medina: Fabricación de mentiras.

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Vivimos la era de la información, los individuos tienen a su disposición con mayor alcance el acceso a distintas fuentes para obtener cualquier tipo de datos de su interés, los medios digitales se multiplican creando un mercado informativo que diariamente consumimos, por voluntad o casualidad, en ocasiones recepcionamos la información sin el escrutinio obligado, considerando que aquello que obtenemos ha pasado por los filtros de la ética profesional, esto sucede cuando leemos noticias u otro tipo similar de contenido. Sin embargo, estos medios que dominan el campo de la información también son utilizados como puentes para la difusión de mentiras con el fin de manipular o tergiversar, disfrazando intereses que desconocemos, esta cuestión de igual forma se empaña por la velocidad con la que recibimos los contenidos, dejando vulnerable quien los recibe por no disponer del tiempo ni la sensibilidad para identificar la falsedad.

Observamos en el capitalismo que vivimos que todo puede convertirse en un producto de consumo, en este caso la información se vuelve una necesidad o al menos en apariencia; es decir, que entre más información se produzca mayor ganancia en el sentido económico, por lo tanto, no importa qué tan bueno sea el producto, sino que simplemente se consuma o venda, aunque la información sea desechada posteriormente, como comúnmente hacemos con otros objetos.

Por eso para mantener activa la producción se hace necesaria la fabricación de mentiras a través de las noticias o la difusión de información falsa, produciendo al día un arsenal de falacias lanzadas para su adquisición.

La principal herramienta es recurrir al lenguaje explícito e imágenes que atraigan la atención del sujeto consumidor, la finalidad es provocar el espectáculo incitando a convencer, cuestión que generará reproducir y compartir, contribuyendo, de alguna u otra forma, a mantener este sistema de la desinformación.

Si bien esto no es un fenómeno nuevo ni un problema únicamente actual, sí percibimos que se ha convertido en un recurso infalible para mantener algunos medios de poder, ya que incluso asumimos que al ser aparentemente fuentes confiables no recurrirían a este tipo de prácticas, pero lamentablemente la realidad nos ha mostrado la verdadera cara de la era digital.

Por esta razón, es necesario cuestionar siempre todo aquello que recibimos, la sociedad de la información se enfrenta a resolver variables que no estaban consideradas en su origen, como la fabricación de mentiras. Tampoco se trata de vivir en un mar de incertidumbres y desconfianza, pero al menos tenemos la responsabilidad de educarnos en la selección, revisión y análisis de la información que recibimos, así contribuiríamos a detener la repetición de mentiras y desinformación.

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