Fin de la pandemia, algunas notas (I)
Cristóbal León Campos: Fin de la pandemia, algunas notas (I).
Unos días atrás la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado que la pandemia de Covid-19 llegó a su fin como emergencia internacional, aunque esto no significa que los contagios y fallecimientos hayan terminado, sino más bien, lo que se señala es que la repercusión mayor ha pasado y para los organismos internacionales como el citado, ya es hora de pasar la hoja y seguir con la agenda global, cuyos intereses se van marcados por la reconfiguración del orden geopolítico, tanto por la guerra entre Rusia y Ucrania (léase Estados Unidos, Unión Europea y OTAN), como por la urgencia de la crisis económica y de humanidad que afrontamos, y que como ya hemos dicho, viene desde antes de la presencia del SARS-CoV-2 a nivel mundo.
En las siguientes líneas esbozaremos algunos elementos que consideramos necesarios de volver a pensar y otros de urgencia para preguntarnos cuál es el camino para prever la sobrevivencia humana:
1. Sobre la aparición del Covid-19 a escala mundial aún no se revela su causa real, pues las teorías conspirativas entre China y los Estados Unidos desataron una serie de acusaciones que únicamente alimentaron la división actual de polos de poder en el orbe, siendo uno de esos bloques el que ahora disputa encarecidamente la guerra que se libra entre Rusia ante los países aliados o dependientes del imperio estadounidense. La conflagración no está suscrita únicamente en el interés territorial y la seguridad nacional, pues aunque a diversos analistas les disguste, las señales de una batalla supranacional entre monopolios se observan en el trasfondo del conflicto, no es nuevo recordar que las medidas mayoritarias tomadas para presionar a los adversarios de un lado o del otro son de tipo económico y no político, es decir, los embargos, bloqueos, el aumento de impuestos, las incautaciones y las presiones sobre los mercados de petróleo, cereales y otros, han tenido la intensión de generar repercusiones en la economía de las naciones en disputa, lo que mermaría sus alcances en las acciones bélicas.
2. La pandemia dejó muy, pero muy en claro, la desigualdad social que en el mundo prevalece, desde sus inicios se notó cómo las grandes potencias aseguraron sus intereses y emitieron medidas de índole económico para tratar de asegurar sus recursos, dejando desprovistas a las naciones empobrecidas y subdesarrolladas, mismas que padecen esas condiciones por las medidas imperialistas y neocolonialistas que tanto padecemos en América Latina, así como en África y Asia, siendo además, el egoísmo colosal de las potencias se observó y se observa ahora con la guerra citada, pues de los millones no invertidos en salud pública sí se destinan para armamento, reflejando que la preocupación no es la salud global de la humanidad, sino el garantizar la riqueza de los ricos y la pobreza de los pobres del mundo, o, dicho de otra forma, asegurarse de que todo cambie para que todo siga igual.
3. Esa lógica acumulativa de las potencias capitalistas se vio resquebrajada por el hecho, tantas veces negado, pero hoy más que nunca en vigencia, de que es el trabajo generado por la fuerza del proletariado lo que hace que las sociedades avancen y se desarrollen, lo que significa que sin la fuerza de trabajo ninguna sociedad en el mundo logra sobrevivir, por eso, al detenerse la mayoría de los sectores productivos, la crisis sistémica se agudizó, mismas razón por la que hoy urge al sistema la llamada “reactivación económica”. (Continuará).