Reencontrarnos frente al reflejo
Cristóbal León Campos: Reencontrarnos frente al reflejo.
A quienes, sin importar el temor, siguen su camino para reencontrarse a sí mismos
Un tiempo atrás escribí sobre algunas cosas esenciales en el tránsito de la vida, fue una serie de reflexiones y pensamientos que rondaban mi interior marcados por el devenir de las situaciones individuales y sociales a las que me relaciono, temas difíciles de afrontar al igual que el reconocer que nos enfrentamos a un nuevo ciclo iniciado mucho antes y que hasta ahora reconocemos, creo que en el transcurso de los hechos cotidianos olvidé más de uno de esos argumentos escritos, los cuales en estos últimos días han regresado advirtiéndome la necesidad de reencontrarme con ellos y conmigo mismo.
Todo ser humano que se atreve a enfrentarse a sí mismo sabe muy bien que no es fácil, que es un verdadero camino sinuoso y complejo, lleno de contradicciones y errores, con una gran carga de emociones que nos desbordan y nos hacen responder en determinadas circunstancias de manera equivocada o de forma como en realidad no deseamos, y aún más resulta muy arduo lograr que las personas que nos rodean y a las que queremos, sobre todo los seres especiales, logren comprender y aceptar el camino espinoso por el que andamos para poder dejar ir todo aquello que nos lacera; es ciertamente un tránsito personal, pero se manifiesta de diversas formas en nuestro entorno social, familiar, íntimo, laboral y demás grupos sociales a los pertenecemos y en las actividades que desarrollamos. Por ello, reencontrar la brújula que nos oriente es fundamental para dar el siguiente paso.
En mañanas como esta, rodeado de un acogedor silencio exterior, pero consumido por la multiplicidad de voces que al interior reclaman atención, valoro más las dulces manos que acarician en el resguardo mundanal de los momentos de regocijo, pues son esos instantes grabados en la piel y la memoria, los que regresan la calma y la templanza para volver a reiniciar el camino en el ciclo nuevo que golpea con su borrasca, y que se incrementará en intensidad hasta volverse la tormenta densa de la que habrá de surgir el remanso de alivio que siempre trae consigo el superar una etapa de la permanente aventura del autoconocimiento y de la confrontación ante lo que debemos superar y dejar ir. Sé que se escribe simple, pero en realidad es un camino lleno de retos en el cual la tentación de la salida fácil siempre está presente, renunciar o retroceder no son opciones, únicamente la voluntad consciente nos impulsa a transitar por el oscuro túnel en el que nos adentramos.
Siempre he considerado que la interpretación de la historia se ha realizado al revés, esto, debido a que se parte del pasado para articular la explicación del presente, pero ante los evidentes cambios de todo tipo en la humanidad, esa forma se desfigura mientras más compleja es la realidad, creo que debe ser en sentido opuesto, que debemos partir del presente para explicarnos el pasado, tanto en términos sociales como individuales, la vida humana está regida por leyes enmarcadas en una constante dialéctica, la mente y las emociones también lo están, las soluciones a nuestros pesares están ante nuestros ojos, lo complejo es saber mirar para poder dar el primer paso, y entonces, iniciar el camino del dejar ir para volver a comenzar con mayor ímpetu y pasión