“Educación sentimental”, una charla con Paco Taibo II (II)
Cristóbal León Campos: “Educación sentimental”, una charla con Paco Taibo II (II).
Por un instante, le robo la palabra a Paco, y recuerdo que el Che Guevara decía, el revolucionario está principalmente hecho de un sentimiento pleno de amor… Ahora, él prosigue:
Y sobre todo de una reflexión que tiene que ver con la columna vertebral, con la ética y las emociones, durante mucho tiempo la izquierda de este país era terriblemente dogmática, te decían cosas como “ese libro no porque es evasión”, y tú le decías: “evasión es fugarte de la cárcel colega, a ver si te enteras, ¿no?”.
Sí, sí, yo encuentro esa ruta de formación de los alegres muchachos de su generación, incluso con las lecturas que menciona, con los personajes de la izquierda internacional y también de la derecha internacional, con los futuros traidores, “chayotes”, y con los consecuentes hasta el día de hoy, en todas las líneas de las izquierdas, porque hablar de la izquierda en un único sentido es equivocado y dogmático. Encuentro un poco también, evocando a José Agustín, esa contracultura, la formación de su generación que le permite romper el esquema de una manera mezclada con los capítulos personales. Como usted va hilando el recuerdo, la memoria, el juego, las competencias, las vivencias, las prácticas juveniles que a veces no necesariamente tienen una intención política o una búsqueda de una respuesta política y que, sin embargo, en alguna de ellas, usted adelanta un poco: “no sabíamos que esto iba a cambiar”, “no sabíamos que esto iba a tener un resultado”, “no sabía que esto iba a impactar de alguna forma”, y en ese sentido le quisiera preguntar ¿cómo fue la experiencia de narrar a su generación?
Complicada porque me tomó muchos años, es un libro que se cocinó durante 20 años. Ahora quiero esta historia, ahora quiero esta otra, ahora quiero pensar en estos lectores o en este tipo de lectores que no vivieron nada de esto, ahora quiero pensar en los lectores de la generación intermedia, ahora quiero hacer historia personal, quiero contar la relación con mi padre, porque son importantes para mí, y era complicado porque era ir sumando con cuidado, porque si seguía sumando se iba volver una enciclopedia de 800 páginas y si ibas hacia la historia y no hacia una historia narrativa como esto es, corrías el riesgo de tener la pretensión de contar 50 años de lucha social, no es esto el objetivo del libro.
Sin embargo, sí hay un poco de eso… pero en ese proceso de memoria que usted hace para sí mismo y para los lectores, ¿cómo se nutrió, entrevistó o buscó a su generación o fue un ejercicio de recuerdos en estos 20 años?
Al revés, rehuí, porque sabía conforme lo iba escribiendo que si empezaba a consultar me iban a engordar el libro, de hecho, el día que dije aquí terminó, lo leyeron sólo dos personas, me hicieron algunas observaciones, pero si lo hubiera hecho durante los 2 años que dediqué plenamente a la redacción, que fueron los años de la pandemia, me hubieran llenado el libro, y ¿por qué no cuentas esto?, ¿no te parece importante esto otro? Y el riesgo era mayor, es cierto, es un ejercicio de memoria colectiva individual, pero privilegio lo individual y lo reconozco en la primera página, esto es para tratar de que la memoria no me destruya, mi propia memoria no me destruya mi pasado, me he dedicado a reconstruir la historia de Villa, ¿y la historia de Paco Taibo? Y tampoco quería hacer una autobiografía, o sea, ¿dónde están las medias tintas aquí? Sí, pero no, no pero sí. (Continuará)