El otro rostro de las olimpiadas (I)
Cristóbal León Campos: El otro rostro de las olimpiadas (I)
Una vez finalizados los Juegos Olímpicos de París 2024 es necesario reflexionar sobre aspectos geopolíticos que se relacionan con las delegaciones participantes y con la inversión millonaria que se realiza, pues en un mundo golpeado por la guerra, la injusticia, la sobreexplotación de los recursos naturales, la violencia de género y la precarización del salario y la explotación laboral, es difícil concebir que las olimpiadas sean más relevantes que todo lo anteriormente dicho:
1. La millonaria inversión para las olimpiadas nos hace cuestionarnos sobre la finalidad de los propios juegos, pues si su origen y objetivo es la promoción de la hermandad entre naciones y la armonía en el mundo, entonces ¿de verdad es necesario el gasto multimillonario en lugar en invertir y dirigir esos recursos económicos a campañas globales contra el hambre y en favor de la salud?, aún más cuando la Covid-19 ha demostrado permanecer silenciosamente y seguir causando muertes, además de la nueva emergencia sanitaria detectada en África, así como otras enfermedades que no se han erradicado de naciones dependientes por el neocolonialismo, ¿será acaso que no se tenga en cuenta que muchas de las naciones participantes tienen altísimos índices de marginación y pobreza, o es que sólo el negocio del deporte importa en este mundo devastado por la indiferencia? Es un hecho que las marcas deportivas –verdaderos monopolios- rigen el programa de la celebración olímpica, algo que se sabe que igual acontece con el Mundial de Futbol y otras competencias internacionales.
2. La admisión o la exclusión de las naciones participantes tiene un muy claro tinte geopolítico, el Comité Olímpico Internacional (COI) conoce bien los intereses del mercado capitalista y de las naciones que lo comandan, pues no es casual que de estas olimpiadas fuera vetada Rusia -desde años atrás- por la guerra que sostiene con Ucrania (país cuyo gobierno es abiertamente neofascista y apoya el genocidio palestino), pero a Ucrania no se le vetó ni se le limita en ninguna justa deportiva, aunque sea un país que recibe millones de millones para continuar una guerra absurda para la humanidad y que sólo interesa a las potencias occidentales y al imperialismo estadounidense como una forma de desgastar a Rusia, y que en el fondo la finalidad no es otra cosa que la dominación de territorios.
3. A diferencia del caso ruso, Israel, país cuyo gobierno ha asesinado a más de 40 mil palestinos desde el 7 de octubre del pasado año y que ha llevado a cabo un exterminio genocida por décadas contra la nación y el pueblo palestino, no fue vetado ni mucho menos, al contrario, hay imágenes en las que se observa a policías durante las olimpiadas agredir a aficionados de diversos países por llevar banderas palestinas y manifestar su rechazo al genocidio, mientras a los israelíes presentes se les dejó lanzar sus amenazas y aplaudir la represión, esto incluso después de que las propias Naciones Unidas han manifestado que el accionar de Israel en Palestina responde a un crimen genocida, y que la delegación palestina solicitó al Comité Olímpico la exclusión de Israel. Sin embargo, desde la inauguración de las olimpiadas el rechazo a la presencia israelí fue notorio, con abucheos en el desfile inicial y manifestaciones durante la justa deportiva, y es que ¿acaso el Comité Olímpico carece de sensibilidad humana frente al dolor palestino y el de millones de personas?
4. La delegación palestina apenas y se integró por 8 deportistas, siendo que durante los bombardeos e invasión territorial del sionismo israelí en los últimos diez meses se ha asesinado a por lo menos 400 atletas palestinos, muchos de los cuales participarían en los juegos de París, además de que esta delegación fue invisibilizada por los monopolios de incomunicación global, pues no se dio cobertura a sus participaciones ni se generaron entrevistas o historias de vida, como sí se hace con otros atletas, y no se puede tratar sólo de resultados y medallas, si las olimpiadas buscan la hermandad ¿no se debería visibilizar la vida y los esfuerzos que cientos de atletas de naciones no occidentales hacen para poder llegar a esta cumbre deportiva? Es claro el veto mediático. La invisibilización de Palestina es una estrategia de guerra geopolítica, no es una cuestión deportiva, es una agresión que se suma al contexto genocida. (Continuará).