Libros cartoneros: educación e identidad
Cristóbal León Campos: Libros cartoneros: educación e identidad.
“Lo hizo mi mamá”, fueron las palabras de una alumna al mirar con orgullo un Libro Cartonero con el título “Respeto”, cuyo tamaño y colorido es el reflejo de la vinculación comunitaria y el interés por el desarrollo de los hijos e hijas, pues la sonrisa de la niña le hacía brillar los ojos y al tocar y pasar las páginas elaboradas con diversos materiales como tela, fomi y papel, sus emociones incrementaban visiblemente. Y es que siempre resulta grato al visitar un centro educativo, encontrar el empeño de la dirección y del cuerpo docente y administrativo dedicado a fortalecer los conocimientos y, en este caso, la identidad cultural de la comunidad y por ende de los infantes.
Así, el día de ayer, integrantes de la Coordinación de Cultura y Promoción Editorial de la Segey visitamos el municipio de Opichén, en donde la Escuela de Educación Preescolar Indígena “Emiliano Zapata”, bajo la dirección del profesor Jorge Luis Martín Chan, se ha destacado desde hace varios años en la elaboración de libros cartoneros, en los que educandos, docentes, padres de familia y la comunidad en general plasman partes sensibles e identitarias de su cosmología como parte de la cultura maya. La lengua maya, rasgo neurálgico de la cosmogonía de las comunidades de Yucatán, es el elemento que define a la educación indígena por su centralidad en el aprendizaje con un modelo, si bien bilingüe, que poco a poco ha incorporado aún más la relevancia de la escritura y la lectura en lengua materna y, principalmente, para los grados de preescolar mediante la oralidad, que a través de los siglos fortaleció la resistencia cultural de los pueblos originarios ante las políticas de exterminio y exclusión de la colonia y la modernidad.
En nuestra visita pudimos palpar de forma directa esa dedicación que las profesoras ponen en la educación de los educandos, pues la edad preescolar es especialmente sensitiva y formativa para el desarrollo de los niños y niñas, siendo una etapa de la niñez que marca muchas de las características de la identidad como personas y como integrantes de una comunidad en los infantes, y los libros cartoneros por su contenido y elaboración son un puente generacional y comunitario que vincula a las y los educandos con su pasado-presente, adentrándolos al reconocimiento de sus orígenes y el fortalecimiento de valores civiles-comunitarios.
Los libros cartoneros, escritos en maya y español, recopilan textos de la autoría de las docentes, del director, de las y los alumnos y de los padres de familia, y son acompañados con dibujos e imágenes hechas a mano e ilustradas con delicadeza, el armado de los libros es realizado entre familiares y docentes, dependiendo de la finalidad del contenido, y el conocimiento recopilado es expuesto durante los homenajes que se realizan los lunes, al iniciar las labores pedagógicas de la semana. Estas actividades responden a un proyecto diseñado por la dirección escolar y con el aval del nivel de Educación Indígena, y que ha dado resultados positivos en el proceso de aprendizaje de los educandos, pues permite esa integración lúdica con el conocimiento, la lengua maya y el trabajo colaborativo.
La elaboración de los libros cartoneros tiene tradición en Yucatán, pues en diferentes municipios y comunidades son utilizados para el aprendizaje de la lectura y escritura, así como para el fortalecimiento de la lengua maya, pero, en este caso, pudimos constatar particularidades enriquecedoras, por ejemplo, el tamaño de elaboración que de manera común es similar al de un libro tradicional, en Opichén es singular, pues las medidas sobrepasan esa “norma”, y además algo muy significativo son los libros almohadas, que literalmente están diseñados con materiales que permiten dormir con ellos y ser usados para una lectura entre familiares e infantes antes de que el sueño los transporte al mundo de las fantasías.
Es mucho lo que hay que resaltar de los libros cartoneros y de la dedicación pedagógica de los docentes y directivos, pero, sin lugar a dudas, esta experiencia nos reafirmó que en Yucatán el magisterio sabe crear y aportar para la educación desde sus particulares contextos, dando pie a la mezcla indispensable entre comunidad, lengua, cultura y saber.