Rincones humanos
Cristóbal León Campos: Rincones humanos.
En estos tiempos en que nos acercamos más a la reconstrucción de nuestras vidas en semejanza a lo que fueran antes de la hecatombe padecida, en el vaivén de la sobrevida que por momentos nos aturde-desespera, y a la vez nos regresa a los instantes de esperanza suspirando para que lo aciago del presente se marche, no es posible evitar la añoranza con atisbos de nostalgia de los días placenteros en que abarrotábamos los antiguos cafés efervescentes entre pláticas y discusiones de los sucesos cotidianos y mundiales, aquellas horas compartidas entre amigos, camaradas y comensales repletas de anécdotas reiteradas y noticias frescas que nos hacían sentirnos parte de algo, jornadas que ahora regresan fragmentadas por la ausencia de quienes nos dejaron y por los avances modernizantes que se van llevando los viejos rincones del brebaje suplantados con nuevas formas de consumir aromas industrializados.
La distancia impuesta por la tragedia ha repercutido a los sentidos, la soledad ansiada por los afectos a la lectura y la escritura se convirtió en norma disipando el placer que provocaba, de ambulantes por las calles repobladas, vuelve el imperante deseo de aquellos viejos rincones de intimidad en los que sin pudores se plasman las ideas, los sueños y temores, pues ahora más que nunca necesitamos reflexionar sobre los futuros rumbos de la humanidad, y es que en estos días en evidencia ha quedado la imposibilidad humana de salir adelante abandonado de sí mismo, la socialización es el elemento objetivo que fortalece las subjetividades particulares y colectivas, sin ella no existiría nunca el nosotros.
Desde la ventana del café se observa el andar humano, proletarios y desposeídos van rumbo a la faena o sus hogares, cargan en la espalda el duro peso de las sociedades que forjan con su fuerza de trabajo expuestos por olvido y/o intereses impropios que condicionan la existencia, en sus rostros puede observarse más que simples expresiones, llevan consigo el porvenir del mundo, describirlo es urgente puesto que somos testigos de los relámpagos definitorios que están pariendo una nueva era, más humana o quizás absolutamente profana.
Qué tanto podemos hacer desde el rincón propio, no concibo de principio otra cosa que contribuir a formular la conciencia del entorno cuestionando lo existente y aquello a lo que hemos de volver si somos inconscientes, lo trágico de estos tiempos en los que extrañamos nuestros sitios preferidos y los rumores comunes de nuestras vidas, es necesario atrevernos a mirar y mirarnos desde los rincones conocidos de los cafés y de nuestro ser humano.
El reflejo que advertimos temerosos de reencontrar caracterizado por los padecimientos mundanos ronda junto a la inconsciencia, si le permitimos el retorno habremos de padecer nuevos épocas de la desgracia, el egoísmo y la codicia nos arrojaron al rincón oscuro por el que en estos meses andamos, observar placenteros e indiferentes es contribuir al fortalecimiento de la desgracia colectiva, porque lejos de aquellos rincones placenteros de los viejos cafés que añoramos, estamos transitando entre rincones humanos, ya sea para la aceptación del final o para la generación de una nueva oportunidad que nos conduzca a mejor mañana para la humanidad.