Lecciones en la “derrota”

Daniel Uicab Alonzo: Lecciones en la “derrota”.

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Hace poco más de 17 años perdió la elección por la Presidencia e instaló un plantón en Paseo de la Reforma que desquició a la capital del país e inició la polarización que hoy vivimos. En las elecciones del 2 de julio del 2006 el candidato del PAN fue declarado ganador con 14.91 millones de votos, una ventaja de 0.56% frente al de la coalición “Por el Bien de Todos”, quien obtuvo 14.68 millones. El segundo jamás asimiló esa derrota, todos los días la recuerda y se quiere destacar en la historia que fue víctima de fraude, nunca demostrado, por cierto. El relevo en el poder se realizó con sigilo, como si hubiera sido ilegal, porque se trató de impedir. Seis años después, en 2012, ganó la elección el candidato del PRI y la entrega de la banda fue respetuosa, institucional y hasta cordial. Muy distinto.

Recientemente hemos visto episodios en los que han demostrado su fortaleza quienes han sufrido "derrotas" en este ámbito: por la oposición, Enrique, Santiago y Beatriz declinaron a sus aspiraciones conscientes de que no eran los “preferidos”, o parafraseando a Beatriz, reconocieron que, si no los acompañaba la orquesta, no podrían ser directores. Esta aceptación de sus limitaciones los revalorizó políticamente y dieron lección de que la vida no siempre es un camino de éxitos, que debemos asumir los fracasos con humildad, como una experiencia más para, cuando soplen mejores vientos, navegar a toda vela y disfrutar la travesía.

Quienes superamos las seis décadas sabemos –por haber vivido etapas de éxitos, fracasos y medianías– que en la vida a veces estamos en la cresta de la ola o a nivel de playa. Al respecto, de vez en cuando circula entre militares en situación de retiro una reflexión tomada del proverbio italiano que dice: “Una vez terminado el juego, el rey y el peón vuelven a la misma caja”. Se narra adaptado a las fuerzas armadas porque en el ajedrez (réplica de la lucha por la vida) hay jerarquías que regulan el desarrollo del juego y movimiento de las piezas. En la milicia se compara con los mandos que alcanzaron altos cargos y la tropa, espejo del rey y los peones. La Radio Vaticana señala: “…en el juicio final el amor será el código que se nos aplicará para evaluar nuestro obrar, en lo mucho o poco que se nos haya confiado hacer”. Esa es la esencia del proverbio.

Desde luego que gobernar es una de las tareas más difíciles, se requieren competencias y valores, porque se puede llegar al nivel que señala la teoría de Peter, y como afirma un experto en el tema: “La gran broma del Principio de Peter es que mientras una persona es cada vez más incompetente, ella misma se ve cada vez más competente”. Hay que vivir de la mejor manera posible, siendo justos en la victoria y humildes ante la derrota, para que cuando regresemos a la misma caja nos llevemos experiencias y la satisfacción de haber dado nuestro mayor esfuerzo.

El Comandante al que le gustaba perder

Lo conocimos en 1977 en la entonces Compañía de Infantería de Marina número 4 con base en Guaymas, Sonora. Tenía el grado de Capitán de Corbeta y provenía de una unidad de Ensenada, Baja California. Gustaba del deporte y mandó construir las canchas de volibol y basquetbol, este último su favorito. Los partidos se organizaban todos los días por la tarde después de la rutina de adiestramiento físico.

En esas “cascaritas” entre oficiales y tropa, que se jugaban como si se disputara un campeonato, José Roberto Toxtle portaba uniformes profesionales, al estilo de los grandes basquetbolistas de la NBA, incluidos los famosos tenis Converse. Moreno, corte a la "brush" y  con sus 1.80 m de estatura, era un buen jugador, limpio, encestabacon estilo y con ambas manos, pero… casi siempre le ganábamos.

Las apuestas eran unas pequeñas malteadas en tetrapack que se vendían en el cuartel, y mientras saciábamos la sed en el Detall (oficina administrativa) comentábamos los pormenores e incidencias chuscas del juego. Un día le pregunté al comandante Toxtle por qué no se enojaba cuando perdía, lo cual era muy frecuente. Su respuesta fue: “Porque hay que saber perder, y cuando yo les gane lo voy a disfrutar más”. Hoy, es un Almirante en retiro y goza del aprecio de la familia naval y de quienes fuimos sus subordinados.

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