Los pañoleros y la “megafarmacia”

Daniel Uicab Alonzo: Los pañoleros y la “megafarmacia”.

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Una de las actividades poco conocidas de los buques de la Armada es la del pañolero (bodeguero sería el equivalente en el medio civil). Dos funcionan a bordo: el de cubierta y el de máquinas. Son un apoyo fundamental para el Contramaestre de Cargo y el Oficial de Faenas, encargados de los trabajos en cubierta y en máquinas, respectivamente.

El primero es responsable de la limpieza y buena imagen de la unidad, además de la operatividad de embarcaciones menores y algunos instrumentos de navegación; es el brazo derecho del Segundo Comandante. El segundo, de la operatividad de las máquinas principales y auxiliares, así como del correcto funcionamiento de las instalaciones eléctricas e hidráulicas, entre otras funciones; le sigue al Jefe de Máquinas en la cadena de mando.

Como hemos mencionado en otros descubrimientos, la organización lineal o militar característica de las fuerzas armadas facilita el que las órdenes se cumplan en tiempo y forma. Particularmente en los barcos de guerra, cada tripulante, desde el comandante hasta el marinero o fogonero más novel (o grumete) sabe cuál es su función y lo que se espera de él para mantener la operatividad del mismo.

Ahora bien, los pañoleros son los responsables de controlar y distribuir las herramientas, equipo, pinturas, brochas, enseres, cabullería y demás materiales que se emplean para las faenas del buque. Esta función también rige en la Marina Mercante y es parte de las normas establecidas en la operación portuaria. De ahí que el marinero o fogonero (maquinista) designados como pañoleros son personas de confianza de los oficiales a cargo y con cierta experiencia, porque son los “gestores” y responsables de tener los materiales que se requieren; es decir, mantener sus paños bien surtidos y con disponibilidad.

Me refiero a este tema porque el pasado 30 de diciembre se inauguró el Centro Federal de Almacenamiento y Distribución de Insumos para la Salud (Cefedis), más conocido como la “Megafarmacia del Bienestar”, en Huehuetoca, Estado de México, aún sin terminar, como otras grandes obras de la 4T. Imágenes compartidas por algunos medios muestran anaqueles vacíos en ex almacenes de Liverpool (100 mil m2) comprados por el Gobierno Federal. El encargado de este “gran pañol” es el Laboratorio de Biológicos y Reactivos de México (Birmex), que dirige el general de división en retiro Jens Pedro Lohmann Iturburu.

Según el Presidente, podrá surtir de medicamentos a las 20 mil unidades médicas del IMSS, y el Issste (suponemos que las del Ejército y la Marina también) del país, pues tiene capacidad para 286 millones de medicamentos, que se enviarían a centros de salud. y hospitales cuando algún paciente reporte desabasto. Sin embargo, persiste este problema y expertos del sector Salud apuntan que surtirlo con “todas las medicinas” es una misión imposible. “No hay en el mundo, a lo mejor hoy me van a decir que sí, quiero saber dónde, dónde hay”, presumió el mandatario al inaugurar el almacén semivacío. Y tiene razón, no existe tal “megafarmacia” en ningún país, ni en Dinamarca, pues. Por algo será.

Anexo "1" 

Entre cabos, pintura y cuñetes

​Siendo marinero, en 1976 fui pañolero de cubierta por algunos meses en el Guardacostas "Ponciano Arriaga" antes de pasar comisionado al Detall para realizar el Curso Preparatorio de Intendencia Naval. Durante ese lapso aprendí muchas cosas. Además de llevar un buen control de todo lo que había en ese diminuto espacio ubicado en proa, a preparar e igualar pinturas, reutilizar cabos, hacer costuras, reciclar cuñetes (cubetas) de pintura, mantener brochas limpias sumergidas en diesel, etc.

​Muchas de estas actividades las aplico ahora en casa al hacer alguna reparación. De hecho, tengo mi propio "pañol", con herramientas básicas, en un espacio robados al cuarto de lavado. Está surtido, incluso clavos y tornillos que (dice mi esposa) cuando alguno se requiere nunca se encuentra y termina uno comprando nuevos.

​Es bueno contar con un "stock" de herramientas más comunes, un taladro, escalera y un par de brochas, además de solventes y diesel o petróleo (ahora llamado gas morado, que a veces es incoloro), para evitar molestar al vecino. Son de las buenas cosas que aprendimos en la Marina y que replicamos en nuestra vida diaria.

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