Tu voz de la experiencia
David Ojeda Correa: Tu voz de la experiencia.
Los antiguos mayas, los mexicas y la mayoría de las otras culturas mesoamericanas y, de otras partes del mundo, veneraban con orgullo a sus ancianos, los consideraban las personas más sabias, de quienes había que aprender, dado que ellos tenían mucha experiencia y que con ello se podía ser mejor en cualquier ámbito.
Ayer, en la terapia, un paciente me hizo reflexionar sobre como la experiencia nos modifica, sobre cómo realmente aprendemos día a día y la relevancia que debe de tener el aprendizaje para todos.
Con lo anterior, me di cuenta que no soy el mismo que ayer, de hecho, no soy el mismo de hace dos semanas y, mucho menos, la persona con la que mi esposa se casó y, ella, ya no es la mujer con la que me casé, esto, porque cambiamos todos los días gracias a lo que aprendemos, a lo que vivimos y a lo que interpretamos. Todo ello, nos lleva a nuevas emociones y sentimientos que van forjando a una nueva persona, a un nuevo yo, a través de la vida.
Venerar tu experiencia es también entender tu desarrollo y, por tanto, entender tu desarrollo es una manera muy positiva de comprender tu existencia y de darse cuenta de la persona en quién te estás convirtiendo, y en el rumbo que estás tomando, por ello, es indispensable meditar sobre tu presente, para saber si en realidad estás llevando los pasos hacia el sueño y la meta que tienes.
En la terapia, mirar a nuestro yo del pasado, es una grata forma de ir creciendo, de percatarnos cuánto vamos superando nuestras penas y miedos. Fuera de la terapia, también es bello hablar con el tú del pasado: ¿qué consejos le darías al “yo del pasado” a tu “yo del presente” y viceversa?, ¿qué caminos seguías y cuáles sigues ahora?
Por otro lado, entender que con la experiencia cambiamos es también poder permitirse no juzgarnos ni juzgar a nadie por un acto pasado, es posible que esa persona ya sea completamente diferente, a veces solamente hay que permitirnos averiguarlo.
Por ahí, una amiga me preguntó si se puede ser inmaduro toda la vida. En psicología dejan claro que la inmadurez se pierde después de los 30 años en los hombres, en las mujeres un poco antes, así que NO, si una persona no tiene alguna alteración del desarrollo (como retraso mental) entonces no puede ser inmaduro, solamente fingir serlo o no querer aprender de la experiencia y, por tanto, no querer cambiar.
Entonces, si te caes con la misma piedra muchas veces, te invito a dar una mirada a tu experiencia y a que la próxima vez que lo intentes, lo hagas de una manera diferente, los mismos caminos llevan al mismo lugar, intentar de nuevo te llevará al mismo fracaso, intentar de manera diferente, gracias a la experiencia, te llevará a un nuevo destino.
Con lo anterior me despido, deseando que escuchen mucho a su anciano interior, a la voz de su experiencia.